En el futuro se podrían utilizar máquinas de tamaño molecular para controlar mecanismos importantes en el cuerpo humano. En un estudio reciente, unos investigadores han demostrado cómo un nanoglobo, que incluye una única molécula de carbono, diez mil veces más delgado que el grosor de un cabello humano, puede ser controlado electrostáticamente para conmutar entre un estado inflado y otro desinflado.
El trabajo es obra de científicos de la Universidad de California en Berkeley, EE.UU., y de la Universidad de Umeå en Suecia.
Los actuadores en forma de globos inflables se usan habitualmente para aplicaciones macroscópicas, como levantar edificios, como protección contra impactos en coches, o para ensanchar arterias o venas que se han estrechado u obstruido. En la escala micrométrica, se usan como microbombas y en la naturaleza las arañas saltarinas (llamadas también saltadoras) crean microcojines llenos de fluido para impulsar sus patas en saltos “explosivos”.
En la escala nanométrica, los actuadores en forma de globo inflable son virtualmente desconocidos. Sin embargo, hace varios años, unos investigadores de la Universidad Estatal de Pensilvania en Estados Unidos idearon, aunque sin pasar de la teoría, un actuador en forma de nanoglobo, controlado por carga electroestática, basado en el “inflado” y el “desinflado” de un nanotubo de carbono.