Obispos de la iglesia católica opinaron ayer que la conformación de la Junta Central Electoral (JCE) debe ser fruto de un consenso entre los diferentes sectores de la sociedad, para que los designados en ese organismo sean personas probas que no se dobleguen ante el poder y el dinero.
El planteamiento lo hicieron el presidente y vicepresidente de la Conferencia del Episcopado Dominicano (CED), Gregorio Nicanor Peña y José Dolores Grullón Estrella, respectivamente, quienes aseguraron que el pueblo espera que los nuevos integrantes de la JCE “no sean personas parcializadas”.
En torno a las aspiraciones de muchos de los actuales miembros del organismo electoral de permanecer en sus cargos para un nuevo periodo, Monseñor Peña consideró que corresponderá al Senado y al pueblo decidir si algunos de los actuales miembros del organismo de elecciones puedan continuar o no en el cargo.
“El hecho de que haya algunos que puedan repetir si lo han hecho bien, y el pueblo y el Senado cree que lo pueda seguir haciendo, no veo ningún inconveniente; ahora, sí creo que deben ser personas probas, responsables, serias, que no se dobleguen ante el poder y el dinero”, apuntó.
De su lado, monseñor Grullón Estrella abogó para que la integración de la JCE se realice sin generar ningún tipo de dudas.
En ese sentido demandó la aprobación de las leyes de Partidos Políticos y de Régimen Electoral, a fin de que el organismo de elecciones pueda realizar su trabajo. Indicó que la nueva JCE debe ser el resultado del consenso de la sociedad civil, de los partidos y demás sectores, sin empeñarse en colocar a nadie; “que sea un organismo democrático y participativo”.
Tanto los partidos políticos de oposición, como las organizaciones de la sociedad civil, están contestes en que la composición de los nuevos miembros de la Junta Central Electoral, lo mismo que de la Cámara de Cuentas y el Tribunal Superior Electoral, debe ser integrada por magistrados probos, independientes, sin militancia partidarias.
Los puntos de vistas de la oposición y la sociedad civil fueron expuestos en el transcurso del suspendido diálogo que hasta hace poco coordinaba Monseñor Agripino Núñez Collado, y que los participantes abandonaron por considerar que el mismo era una “tomadura de pelo” del PLD y el gobierno.
Según la oposición, la parte oficial utilizaba el diálogo como un elemento de entretención para ganar tiempo, mientras que por el otro lado agilizaba los aprestos para elegir una JCE integrada por militantes peledeistas.