Por: Nolasco Rivas Fermin.
Cada día es más notorio en nuestro país la perdida de respeto de la delincuencia hacia las autoridades y la ciudadanía.
En el transcurso de la historia, se han visto los más espectaculares robos o con sus diferentes formas de llevarlo a cabo, desde el hurto de una motocicleta mal estacionada, hasta la puerta de una verja de un destacamento policial.
En nuestro país se roban, las tapas de las alcantarillas, los celulares, las antenas, las flores, licuadoras y hasta una cuchara por la cual una persona duro preso 10 años.
En fin, son tantas las cosas y las formas que hasta darían risas, pero en los últimos días, hemos visto como crece y crece la delincuencia y sobre todo con la naturalidad con que se cometen los delitos, casi como si el asalto o el atracar fuese legal.
Es evidente que ya no es cuestión de percepción, ni aquel que lo dijo se lo cree, la delincuencia ha desbordado la capacidad de las instituciones encargadas de enfrentarla.
Es tiempo de que se deje el blablabismo y se actúe, es tiempo de brindar seguridad a la ciudadanía y en caso de que los responsables de hacerlo no puedan, renuncien y le den paso a nueva sangre que por lo menos haga el intento.