Se jugaba el segundo cuarto del Juego 2 de la Final de la NBA en el Oracle Arena cuando Harrison Barnes le propinó un codazo de manera accidental a Kevin Love cuando el jugador de los Cavaliers buscaba hacerse del rebote defensivo.
Los Cavaliers y la NBA decidieron aplicar a Love al protocolo que la liga establece para jugadores con síntomas de conmoción cerebral. De esta forma, Love no estará disponible hasta que deje de presentar estos síntomas y se certifique su recuperación por completo.
Cleveland espera los reportes diarios de su cuerpo médico y de los doctores de la NBA para ver la evolución del jugador, por lo que su presencia en el juego 3 se mantiene como incógnita.