Lo que más diferencia a los humanos de las máquinas es la capacidad de sentir. No lo pudo haber explicado mejor el T-800 al final de “El Dìa del Juicio”: hay algo que el Terminator nunca va a poder aprender y es a tener sentimientos. Esta propiedad es, de hecho, la razón por la cual los robots son tan atractivos para ciertas industrias. No sufren ni se quejan y pueden realizar tareas que van desde lo simplemente desagradable para el humano hasta las tareas que provocarían la muerte de manera segura.
Pero, al parecer, un grupo de investigadores rompió esta barrera y está trabajando en un proyecto para construir robots que sientan. En particular, que sientan dolor y respondan a estímulos tales como calor o un golpe.