. Identificar las acciones que caracterizaron al régimen dictatorial de Rafael Leónidas Trujillo Molina que permanecen en la sociedad dominicana actual, a 55 años de su ajusticiamiento, puede ser un tarea compleja para algunos historiadores.
A lo largo de los años, el país logró romper con el esquema implantado por el régimen, y pasó a un modo de gobernanza basado en la democracia, pero algunas estructuras que soportan al Estado todavía mantienen los modelos implementados a base del autoritarismo de la Era (1930-1961).
A priori, se pueden mencionar, el Concordato firmado con la iglesia católica, edificaciones emblemáticas, como el mismo Palacio Nacional; parte del cuerpo legislativo nacional y la creación del Banco de Reservas y el Banco Agrícola.
La modificación constante de la Constitución Dominicana (el tirano la cambió en unas siete ocasiones).
Pero también hay otras prácticas subyacentes que dejan ver la herencia trujillista.
Los historiadores Roberto Cassá y Juan Daniel Balcácer señalan algunos aspectos, pero con la salvedad de que, aunque se mantengan algunas prácticas, no implica, en lo absoluto, que se pueda hablar que dictadura en los tiempos actuales, además de enfatizar en el necesario contexto de los hechos.
“Este es un asunto amplio y difuso, pues Trujillo no sólo estuvo 30 años en el poder, sino que completó la modernización del Estado. Concretó un Estado plenamente moderno, centralizado, capaz de ejecutar políticas públicas en beneficio de una orientación determinada y, específicamente, de la formación de capitales”, señala Cassá.