«Los más de 2 millones y medio de pasajeros que utilizan diariamente el metro van a poder viajar en un medio de transporte que cuida el planeta, que disminuye nuestra huella de carbono y que hace posible un futuro sustentable para todos», dijo la Presidenta Bachelet al anunciar estos nuevos contratos.
Dos plantas situadas en el desierto de Atacama, el más árido del mundo, en el norte de Chile, suministrarán a partir de 2018 la nueva energía al Metro de Santiago, que se encuentra en plena expansión.
En total, contará con 255 mil paneles solares y producirá el equivalente de energía del consumo de 100 mil hogares.
Por su parte, el consorcio brasileño Latin American Power (LAP) construye el parque eólico San Juan de Aceituno, con capacidad para producir 185 megavatios, la mayor de Chile, de este tipo.
Aprovechando el sol y el viento del norte del país, cubierto por el desierto de Atacama y sus grandes fuentes hídricas, Chile se ha marcado como objetivo que para 2050 que el 70% de la generación eléctrica proceda de energías renovables.