El financiamiento alternativo es vulnerable al ciclo crediticio en vez de existir en un mundo nuevo.
Benjamin Franklin, uno de los padres fundadores de EEUU, escribió que, “en este mundo no hay nada que sea certero, excepto la muerte y los impuestos”. A esos se pudiera añadir un tercer elemento que es igualmente inevitable: el ciclo crediticio.
Las personas a quienes sólo se les permite solicitar préstamos cuando el dinero es fácil puede que dejen de pagarlos cuando los tiempos se vuelven más difíciles. Este principio ha sido seriamente afectado a los bancos durante siglos, y ahora ha afectado a la “fintech”, una mezcla de finanzas y tecnología que se suponía era más inteligente y más eficiente que ellos.
Desde el lunes — cuando Renaud Laplanche renunció como director ejecutivo de Lending Club, la plataforma estadounidense de préstamos en línea — realmente no parece serlo. La financiación alternativa, la industria de préstamos anteriormente conocida como “peer-to-peer “ (entre iguales), ahora parece ser más frágil que la banca. A la primera señal de problemas por tasas de interés más elevadas, los fondos de cobertura en los que había llegado a depender se amedrentaron.
Los préstamos incobrables siguen siendo préstamos incobrables, sin importar cómo se les quiera ‘disfrazar’ o tratar de ignorarlos. Incluso el negarse a llevar las deudas y venderlas a un tercero — la innovación financiera que supuestamente haría que los prestamistas de plataforma fueran seguros — no es una panacea. En cierto modo, no retener ni préstamos ni depósitos sólo empeora la situación.
Las entidades prestamistas como Lending Club, Prosper Marketplace y Social Finance han crecido rápidamente en EEUU desde la crisis de 2008, la cual arruinó los balances de los bancos y los volvió impopulares. Al principio, estas entidades democratizaron los préstamos, apareando en línea a individuos y a pequeñas empresas en busca de préstamos con otras personas dispuestas a prestar dinero, pero comenzaron a obtener cada vez con más frecuencia una mayor cantidad de sus fondos de instituciones.
No era realmente un servicio entre iguales, a menos de que los fondos de cobertura cuenten como iguales — los fondos de cobertura y bancos fueron responsables por el 48 por ciento de los préstamos del Lending Club durante el primer trimestre de este año — pero funcionaba. Estas plataformas tenían costos más bajos que los bancos con redes de sucursales y podían proporcionar préstamos más económicos. Una gran cantidad de clientes utilizó sus servicios para refinanciar deudas de tarjetas de crédito o deudas de estudiantes.
También parecía ser un buen negocio, sin los mismos riesgos que los bancos. Lending Club cobraba por aparear prestamistas y prestatarios, y luego se hacía a un lado; cuando los préstamos fracasaban de alguna manera, no era problema suyo. Al igual que Uber, que (como insiste la compañía) no emplea conductores ni es propietario de taxis, Lending Club se valoraba más como una empresa “startup” tecnológica que como un banco cíclico.
Lending Club contaba con un carismático jefe francés en la persona del Sr. Laplanche, y atrajo a una destacada junta directiva que incluía a líderes como John Mack, ex director ejecutivo de Morgan Stanley, y como Lawrence Summers, ex secretario del Tesoro de EEUU. Sus acciones aumentaron en un 56 por ciento por encima del precio de emisión durante el primer día de su oferta pública inicial de US$5.4 mil millones en 2014, y se convirtió en un referente para el ascenso de las tecnologías financieras.
Pero los problemas de la financiación alternativa comenzaron a surgir a finales del año pasado. La Reserva Federal de EEUU elevó las tasas de interés a corto plazo, indicando por lo menos una posibilidad del fin de la era del dinero barato; esto ocasionó que ciertos clientes comenzaran a dejar de pagar algunos préstamos de mayor riesgo. Había surgido el ciclo crediticio.
Al ser antiguos, los bancos tienen suficiente experiencia en este tipo de asuntos, y cuentan con las ventajas de cómo enfrentarlos. Sus balances se basan en los depósitos minoristas, los cuales no tienden a huir con facilidad. La mayoría de sus préstamos continúan con el pago de intereses, incluso cuando otros están siendo amortizados. El barco está un poco más hundido en el agua, pero continúa navegando.
Los prestamistas alternativos no tienen ingresos por intereses — no otorgan préstamos, no ganan intereses — y, por lo tanto, dependen de nuevas transacciones. Ellos tienen que continuar atrayendo a clientes para los préstamos y organizando nuevos préstamos para percibir ganancias pero, como los mercados de capitales se han endurecido, su financiación se ha visto amenazada. Prosper Marketplace ha despedido a un cuarto de su fuerza laboral y su director ejecutivo ha renunciado a su salario.
Ahora resulta que la tecnología financiera es vulnerable al ciclo crediticio, en lugar de existir en un nuevo mundo tecnológico. La presión es evidente en un incidente que ocasionó la salida del Sr. Laplanche: Lending Club vendió préstamos por un valor de US$22 millones a un inversor que violó los términos especificados y tuvo que comprarlos de vuelta.
Los prestamistas alternativos han respondido a la crisis de una manera bastante tradicional. Antes de que tuviera que dejar su cargo repentinamente, el Sr. Laplanche estaba tratando de llevar a Lending Club de vuelta a sus raíces “peer-to-peer” atrayendo más financiamiento proveniente de individuos. La proporción de préstamos proveniente de fondos de cobertura y de bancos se había casi duplicado entre el primer trimestre del año pasado y este año, dejando a la plataforma vulnerable ante sus caprichos y estados de ánimo.
Mientras tanto, los prestamistas están tratando de canalizar más fondos a préstamos por cuenta propia mediante la gestión de dinero; Social Finance ha puesto en marcha su propio fondo de cobertura, mientras que Lending Club tiene una rama de inversión llamada LC Advisors. OnDeck Capital, un prestamista en línea para pequeñas empresas, está reteniendo en su balance un mayor número de los préstamos que hace en respuesta a las dificultades financieras.
El aumento de los depósitos minoristas y la retención de préstamos; ¿a qué industria financiera te recuerda? Oh, sí, a la banca. Algunos de los anticuados métodos de prestar dinero demuestran su valor cuando el ciclo crediticio regresa.
Por John Gapper (c) 2016 The Financial Times Ltd. All rights reserved.