(CNN) – La ya caótica situación política de Brasil tomó otro giro el lunes, cuando el jefe interino de la Cámara de Diputados anuló el proceso de destitución contra la presidenta, Dilma Rousseff.
La moción para destituir a Rousseff se inició en diciembre, y en abril la Cámara baja votó abrumadoramente a favor de iniciar el procedimiento. Ahora el proceso está en el Senado y está previsto que el pleno de la Cámara alta vote el miércoles.
Pero, en un movimiento que encolerizó y desconcertó a muchos, el presidente interino de la Cámara de Diputados, Waldir Maranhao, pidió la anulación de la votación del mes pasado.
Se trata de un movimiento valiente para un hombre que lleva en el cargo apenas unos días. La semana pasada, el Tribunal Supremo de Brasil suspendió a su predecesor -el hombre que inició el proceso de destitución- Eduardo Cunha.
Para complicar más las cosas, el líder del Senado, Renan Calheiros, dijo que la Cámara alta hará caso omiso al movimiento de Maranhao.
En una situación sin precedentes, lo que ocurra a partir de ahora es una incógnita.
Entonces, ¿qué está pasando?
¿Cuándo empezó todo esto y qué hizo Rousseff?
Las acusaciones de corrupción han estado merodeando su administración desde 2011. Una investigación sobre un esquema de sobornos de millones de dólares a la petrolera estatal Petrobras envuelve a docenas de empresarios y líderes políticos del país, aunque Rousseff no fue acusada directamente. La mandataria dirigió Petrobras durante muchos de los años que tuvo lugar la supuesta corrupción.
En diciembre, Cunha acusó a Rousseff de violar las leyes presupuestarias con préstamos de bancos estatales para cubrir el déficit en el país y pagar los programas sociales en el período previo a su reelección en 2014.
“Voy a luchar, porque lo que yo estoy defendiendo es el principio democrático que rige la vida política en Brasil”, dijo Rousseff a Christiane Amanpour de CNN el mes pasado.
Si el proceso de destitución continúa según lo previsto, ¿qué pasará?
Si el Senado vota a favor de un juicio político en su contra, Rousseff tendrá que hacerse a un lado de su cargo por un período de seis meses, mientras es investigada y prepara su defensa. En ese caso, el vicepresidente Michel Temer tomará temporalmente las riendas hasta noviembre, cuando el proceso vuelva a un comité especial del Senado.
En ese momento Rousseff tendrá 20 días para presentar su defensa. Después de eso, una determinación final será votada por dicha comisión.
Se necesitará una mayoría de dos tercios para remover al presidente de su cargo.
¿Quiénes son los actores clave?
Desde 2010, Dilma Rousseff, exmiembro de la resistencia revolucionaria que fue encarcelada y torturada a principios de la década de los 70, ocupa la presidencia de Brasil. Antes de ser elegida por Luis Inácio lula da Silva como su sucesora, ocupó el Ministerio de Minas y Energía.
Lula, quien dejó la presidencia con un índice de aprobación del 90%, fue interrogado por el caso de corrupción el pasado mes de marzo. Él niega cualquier implicación en el esquema de corrupción.
El vicepresidente Michel Temer asumirá la presidencia si Rousseff va finalmente a juicio político. El partido de Temer, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño, o PMDB, también fue implicado en la trama de corrupción y podría ser debilitado aún más por la investigación en curso.
Un abierto crítico de Rousseff, Eduardo Cunha fue el presidente de la Cámara de Diputados que inició el proceso de destitución. Él fue removido de su cargo el pasado 5 de mayo por el Tribunal Supremo.
Fue sustituido por Waldir Maranhao, que pidió la anulación de la votación para acusar a Rousseff.
Sin embargo, su homólogo en la Cámara alta, Renan Calheiros, ha rechazado la moción y dice que el procedimiento seguirá adelante estaba previsto.
¿Qué sucederá después?
Expertos legales dijeron a CNN y la afiliada TV Record que la medida tomada por Maranhao en la Cámara baja podría ser anulada por el Tribunal Supremo de Brasil. Los legisladores también podrían oponerse y exigir que se someta a votación inmediatamente en la Cámara de Diputados, dijeron los expertos.
Es muy poco probable que la Cámara alta cedaa las demandas de Maranhao. Se puede retrasar el procedimiento, pero por lo demás el voto del Senado está previsto para el miércoles.
Si los senadores votan a favor del juicio político, Rousseff se hará a un lado, y habrá que esperar a noviembre, cuando tendrá presentar su defensa.
¿Va a haber más afectaciones?
El país se enfrenta a desafíos en numerosos frentes, desde el virus del Zika a los Juegos Olímpicos de 2016, que se deben inaugurar en Río a principios de agosto. Rousseff podría quedar fuera de esa inauguración si avanza el juicio político.
Y no solo eso. El país se enfrenta a una agobiante recesión que ha dejado a cientos de miles sin empleo y el cierre de miles de empresas.
Pase lo que pase, será un período convulso. Los partidarios de Rousseff se han comprometido a tomar las calles, lo que garantiza una larga, y potencialmente desordenada, batalla por delante.