WASHINGTON. Al menos 36 estadounidenses acusados de fraude u otros delitos están vinculados a compañías opacas vendidas por el bufete Mossack Fonseca, lo que sugiere una posible laxitud de la firma panameña a la hora de elegir sus clientes, según un análisis de los papeles de Panamá publicado ayer por el ICIJ.
Ese análisis coincide con el estreno de la base de datos de los papeles de Panamá, y es el resultado de una indagación del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ), con sede en Washington, en la que colaboraron los medios estadounidenses McClatchy, Fusion y Portland Business Journal.
Hasta ahora, se habían divulgado algunos nombres de estadounidenses vinculados a los papeles de Panamá, pero ninguno con un perfil tan alto como los afectados en otros países.
La investigación publicada hoy se centra en estadounidenses acusados de delitos financieros que recurrieron a Mossack Fonseca para comprar empresas en paraísos fiscales, como Leonard Gotshalk, un empresario del estado de Oregón y exjugador de fútbol americano en los Atlanta Falcons.
Gotshalk, que está pendiente de sentencia en un tribunal de Filadelfia (Pensilvania), ya había sido acusado de fraude y asociación delictiva en EE.UU. cuando contactó en 2010 a Mossack Fonseca y adquirió la empresa Irishmyst Consultants Limited en las islas Vírgenes británicas, de acuerdo con la investigación.
Además, Mossack Fonseca recibió el pago por esa empresa tres días después de que Gotshalk fuera acusado en EE.UU. de formar parte de una trama para inflar los precios de acciones de compañías tecnológicas, lo que, según el ICIJ, da a entender que el bufete no tomaba muchas precauciones a la hora de decidir con quién hacía negocios.
“Las relaciones de Mossack Fonseca con docenas de estadounidenses vinculados a negligencias financieras plantea preguntas sobre el grado en que la firma mantiene su compromiso de seguir los estándares internacionales para prevenir el lavado de dinero y alejar a las compañías con ventajas fiscales de los elementos criminales”, sostiene el ICIJ.
El bufete panameño ha asegurado en varias ocasiones que trabaja para asegurarse de que las compañías que vende no se usan para propósitos ilícitos, y que rechaza hacer negocios con clientes que se han implicado en actividades sospechosas, según comunicados citados por el Consorcio.
De acuerdo con el ICIJ, sin embargo, los documentos del bufete panameño “filtrados en los papeles de Panamá sugieren que el modelo de negocio de Mossack Fonseca, que implicaba un alto volumen (de clientes), dificultaba que la firma estuviera al día del historial y las actividades de sus clientes”.
“Entre 2005 y 2015, Mossack Fonseca incorporó más de 100.000 entidades inscritas en paraísos fiscales (…) y en muchos casos, delegó la responsabilidad de investigar a los clientes potenciales a los bancos y firmas legales externas que alimentaban su negocio”, afirmó el ICIJ.
Otros estadounidenses conectados a los papeles de Panamá son Martin Frankel, un experto en finanzas de Connecticut que en 2002 se declaró culpable de fraude y conspiración para asociación delictiva; y Andrew Wiederhorn, un ejecutivo de Oregón que en 2004 se declaró culpable de dos delitos financieros, según la investigación.