Londres elige a su primer alcalde musulmán

LONDRES. El laborista Sadiq Khan, hijo de un matrimonio pakistaní que se instaló en los suburbios de Londres en los años 60, se convirtió hoy en el primer alcalde musulmán de la capital británica.

Este antiguo activista por los derechos humanos de 45 años, que creció junto a siete hermanos en una vivienda de protección oficial, se impuso en las urnas al candidato conservador, Zac Goldsmith, descendiente de una adinerada dinastía de empresarios británicos.

Khan ha repetido durante la campaña que su trayectoria personal es paralela a la historia reciente de Londres, una metrópolis con 8,6 millones de habitantes en la que el 44 % de la población forma parte de una minoría étnica.

El programa con el que ha ganado los comicios combina medidas diseñadas para ganar votos en diversos tipos de terrenos. Promete soluciones drásticas a la crisis de la vivienda y congelar el precio del transporte urbano, al tiempo que asegura que será el alcalde “más favorable a los negocios que haya tenido Londres hasta ahora”.

Khan nació poco después de la llegada al Reino Unido de sus padres, un conductor de autobús y una costurera que apuraron sus sueldos y las ayudas públicas para sacar adelante a su familia en Tooting, un barrio al sur de la cuidad que aún hoy lucha por sacarse de encima la fama de conflictivo.

El político laborista, que entrenó como boxeador en su juventud, durmió en una litera en casa de sus padres hasta los 24 años, cuando se independizó tras su boda con la también abogada Saadiya Ahmed, con quien tiene dos hijas.

En esa época comenzó a trabajar en la firma de la activista humanitaria Louise Christian, que apenas tres años después le hizo asociado de su bufete, renombrado como Christian Khan.

También fue durante tres años presidente de Liberty, un grupo de presión a favor de los derechos civiles. Como abogado, el nuevo alcalde laborista representó hace más de una década a figuras controvertidas como el líder del grupo “Nación del Islám”, Louis Farrakhan, que tiene vetada la entrada al Reino Unido, lo que ha servido a sus críticos durante la campaña para acusarle de ser transigente con el extremismo. Sus tiempos como letrado terminaron cuando quedó vacante la plaza laborista en la circunscripción de Tooting, en 2004, desde la que llegó un año después a la Cámara de los Comunes.

El primer ministro Gordon Brown le nombró en 2008 secretario de Estado “júnior” para las Comunidades Locales y, en 2009, pasó a ser secretario de Estado de Transporte.

El espaldarazo definitivo a su carrera política en el laborismo llegó en 2010, cuando dirigió la campaña que llevó a Ed Miliband a ser elegido líder de la oposición.

Cinco años después, Kahn fue uno de los dirigentes que nominó al izquierdista Jeremy Corbyn para suceder a Miliband, si bien desde entonces se ha distanciado del nuevo líder y de sus políticas.

En la recta final antes de los comicios a la alcaldía, Khan ha lanzado diversos guiños al sector más centrado del partido y más crítico con la actual dirección.

En una de sus declaraciones más polémicas de los últimos meses, Khan dio la “bienvenida” a que Londres sea una ciudad donde viven “más de 400,000 millonarios”. “Eso es algo bueno”, aseveró el laborista, una afirmación que ha dado combustible a algunas críticas en su formación. La presión sobre Khan se incrementó poco antes de los comicios por una polémica sobre el antisemitismo en el Partido Laborista que encendió el exalcalde Ken Livingstone al sostener que el dictador nazi Adolf Hitler defendió el sionismo a su llegada al poder.

Khan, que ha insistido en la necesidad de incrementar la presencia de minorías étnicas y religiosas en las instituciones británicas, salió al paso de la controversia cargando contra la dirección del partido por no haber actuado “lo suficientemente rápido” ante los “muchos ejemplos de personas que sostienen esos puntos de vista” en la formación.

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