SANTO DOMINGO. “Yo quiero pedirle perdón una vez más a la familia del niño; quiero pedirle perdón a la sociedad, porque yo actué de una manera equivocada, en una época en que yo era un adolescente, y mi falta de experiencia me traicionó”, fueron las primeras palabras pronunciadas por Juan Manuel Moliné Rodríguez, tras salir del Centro de Corrección y Rehabilitación de Najayo- Hombres, donde pasó los últimos 20 años.
Desde tempranas horas de la mañana, la expectativa de la anunciada salida de la cárcel de uno de los protagonistas en 1996 del llamado “Crimen del Siglo”, acaparó la atención de la sociedad dominicana, que varias veces durante el día convirtió el tema en tendencia en las redes sociales.
La historia empezó a escribirse cuando alrededor de las 8:40 a.m., el juez de la Ejecución de la Pena de San Cristóbal, Willys Jesús Muñoz emitió la orden de libertad en favor de Moliné Rodríguez.
La entrega del documento en el penal, hecha por un mensajero, a las 9:50 a.m. decretó que cada vehículo que entraba o salía del penal causara movimientos de la batería de periodistas que aguardaba a la salida de la cárcel para tomar las primeras impresiones del esperado momento.
Entre el sol y una intermitente lluvia, pasaron más de dos horas hasta que llegó a la explanada frontal del recinto penitenciario una yipeta, marca Nissan, color gris, que ocupaban los padres del interno y el chofer de la familia.
Muchos fueron los intentos de los periodistas por hablar con ellos, pero se mantuvieron con los cristales arriba hasta que a las 2:01 p.m. entraron al recinto a bordo del referido vehículo, desde donde 20 minutos después atravesaron el portón que sacaba a su hijo del encierro, y emprendieron la marcha que las llevaría a su residencia, en el Distrito Nacional, sin permitirle hablar con la prensa.
El recorrido de 40 minutos significó un trayecto donde cada taponamiento vehicular que obligaba a detenerse al único vehículo que participaba en el traslado del expresidiario se convertía en intento de fotógrafos y camarógrafos por obtener declaraciones, tanto de Moliné como de sus padres, sin embargo esto no fue posible hasta la llegada a la residencia, ubicada en una exclusiva zona de la capital.
Una vez en su hogar, Moliné Rodríguez, tras aproximadamente 10 minutos de encierro, por fin sale, con apariencia calmada, y como si se tratara de otra cárcel, se para tras barrotes y dice: “Pregúntenme lo que ustedes necesiten”, mirando a los reporteros que lo esperaban.
A partir de ese momento, tras pedir perdón afirmó: “Yo no soy la misma persona que entró a la cárcel en 1996, ese tiempo yo lo use para reflexionar; lo use para meditar, y para aprender de los errores que he cometido”, expresó Moliné Rodríguez.
Dice sentir que ha cumplido con la sociedad dominicana, al sostener: “Fui responsable, y acepté mi culpa, y el castigo que la sociedad me impuso lo cumplí diligentemente día a día, sin ningún privilegio, y fruto de ese esfuerzo hoy obtuve mi libertad”.
En ese sentido aseguró no estar preocupado por la aceptación que le dé la sociedad. “Después de tanto tiempo en prisión, tú aprendes a vivir el día a día; el que me acepten o no, eso depende de las personas que traten conmigo” afirmó.
Al referirse a las puñaladas que le fueron dadas al niño José Rafael Llenas Aybar, hace alusión a Mario José Redondo Llenas, al referir que “eso tienen que preguntárselo a quien le asestó las puñaladas; no yo, porque eso no fue lo que yo hice; no fue por lo que a mí me condenaron”, sostuvo.
Agradeció a Dios y a su familia por el apoyo recibido durante el tiempo que pasó en la cárcel, y manifestó que fue parte de lo que le ayudó a resistir las dos décadas que estuvo privado de libertad.
Al concluir sus palabras, aconsejó a la juventud hacer las cosas correctamente y seguir los buenos valores familiares.