SANTO DOMINGO. El cine policial es uno de los géneros donde quizá sea más difícil innovar; miles son los relatos en que policías y maleantes son protagonistas o antagonistas. Ya sea de uniforme, de civil, de agentes encubiertos; o bien de ladrones, asaltantes, secuestradores o mafiosos, son personajes y situaciones que se repiten de manera constante y en distintas latitudes. Por ello poco se espera de este tipo de filmes, salvo que al menos estén bien escritos. Es lo que parece indicarnos la participación de Robert De Niro en esta reciente producción que mezcla elementos clásicos del cine de gánsteres con el drama social.
Un asalto y un secuestro
Vaughn, un ex militar ya entrado en años, no duda en participar en el asalto al casino en que trabaja como croupier. Su motivación es cubrir los gastos que demanda el tratamiento médico de su única hija gravemente enferma. El seguro no cubre la alta cuenta, su sueldo no le alcanza, y por ello recurre a El Papa, dueño de un pequeño imperio que ha levantado sobre la base de mantener unos estrictos y salvajes principios. Pero en el casino Swan no sólo se apuesta, también es un lugar para lavar dinero sucio, de modo que Vaughn, ante la negativa de un préstamo, acepta la propuesta de uno de los guardias de seguridad para robar el lugar. Las cosas se complican al momento de la huida, y los asaltantes secuestran un autobús con pasajeros.
Giros inesperados
Si bien el guión como la realización están en manos de personas con poca experiencia en la producción de largometrajes, el relato logra enganchar al espectador, tanto por la dinámica de la puesta en escena, como por los elementos emocionales que aporta el punto de vista del padre desesperado. La escritura del guión se afinca sobre la idea de sorprender con giros inesperados, provenientes de los manejos de El Papa para recuperar su dinero, como también del protagonista, que como buen jugador de cartas se guarda algunos ases bajo la manga. En tal sentido, el guión desarrolla de manera armónica la historia con la naturaleza de sus personajes.
Las actuaciones
Bien le queda a Jeffrey Dean Morgan su personaje, mezcla de héroe y villano, cuya superioridad moral le distancia de sus enemigos. Conocido principalmente por sus actuaciones en series de televisión como “Grey’s Anatomy” y “Magic City”, demuestra aquí que su talento da para bastante más. De Robert De Niro poco puede agregarse, la conocida figura y doble ganador del Oscar nuevamente interpreta a un mafioso, pero esta vez las vueltas de la vida le llevan a buscar su redención. Logrado es el trabajo con los personajes secundarios; sus participaciones se limitan estrictamente a potenciar la construcción dramática de los dos personajes principales. Son totalmente instrumentales a la lógica de un enfrentamiento entre dos fuerzas contrarias que chocan y eso no siempre se consigue.
Las escenas clave
El cine tiene mucho de ilusionismo y este filme juega con ello, no solo en lo que pasa con los personajes, también en el modo de articular el relato. Destacable es la manera en que el guión y la producción ajustan la participación de la estrella invitada – De Niro- con el rodaje. En realidad son solo dos escenas en las cuales Dean Morgan y De Niro están juntos ante la cámara. Lo demás es montaje, pura artesanía cinematográfica de la buena. En resumen no es un gran filme, pero contiene lo justo para cumplir con su cometido.
Recomendable para quienes gustan de las películas con mucha acción y sorpresas.