SANTO DOMINGO. Diomary La Mala inaugura cada lunes un encuentro diferente en Ñao, con gente bohemia. El sitio de la Ciudad Colonial (frente a Casa de Teatro), que lleva el nombre de su frase personal, deviene así en uno de los puntos más atractivos que pueda haber para el turismo cultural.
Lo bueno es que Diomary se trae cada lunes a jóvenes de otras ciudades y les da la oportunidad de presentarse ante su propio público.
El encuentro con la buena música y con el estilo personal de una de las mejores intérpretes dominicanas de las últimas décadas, tiene un aderezo especial: la espontaneidad de la descarga, con la complicidad de Víctor Manuel, más conocido como “El Pollo”, un excelente repertorista, en la guitarra y Franklin Soto, de las huestes de Bonyé, en la percusión.
El lunes pasado todo comenzó con Dónde podré gritarte que te quiero…, luego Hablando en serio, de Roberto Carlo y Qué te pedí, de Tite Curet Alonso. Te quiero vida mía, de Nino Bravo y el tango Uno, de Mariano Mores y Santos Discépolo.
Diomary, sencilla y aspasionada, presentó a los jóvenes Harlem del grupo Cuarto día, de San Francisco de Macorís, con El amar y el querer (José José), Perdóname y Julieta. Mientras Orlando Faxas, también de San Francisco, dijo Yo soy (propia). Diomarys continuó con Ojalá (Silvio), La flor de la canela (Chabuca Granda), El Pollo cantó Fija estampa (a petición), Diomarys hizo El Amor (que cantaba Yolandita Monje); Te perdono (Noel Nicola) y cerró con A mi manera (Paul Anka).