SAO PAULO. Las grandes centrales empresariales de Brasil, lideradas por la Federación de las Industrias del Estado de Sao Paulo (Fiesp), la mayor y más influyente patronal del país, publicaron hoy un manifiesto pago a favor del juicio político contra la presidenta Dilma Rousseff en los principales diarios nacionales.
La publicidad, suscrita por las más de 400 entidades que apoyan la campaña “No voy a pagar el pato” contra el aumento de impuestos impulsado por el Gobierno, fue difundida en Folha de Sao Paulo, O Estado de Sao Paulo y O Globo, de Río de Janeiro, los tres grandes periódicos de Brasil.
Bajo el lema “impeachment ya”, en referencia al juicio en el Legislativo que puede despojar a Rousseff del cargo y cuyo proceso tramita en la Cámara de Diputados, las organizaciones coparon un tercio de cada una de las páginas de las secciones de política e internacional de la edición en papel de los diarios.
“Vemos que el país está a la deriva. La hora del cambio es ahora. Decir sí al impeachment, dentro de los parámetros constitucionales, es decir no al descontrol económico”, reza la propaganda.
Paralelamente, las centrales empresariales trataron de instalar un pato inflable de 20 metros de altura -equivalentes a un edificio de siete pisos- frente al Congreso Nacional en Brasilia, pero al no recibir autorización decidieron colocar en los jardines colindantes un total de 5.000 patos pequeños hinchables y de peluche.
Estas acciones forman parte de la estrategia para forzar la salida de Rousseff llevada a cabo por la Fiesp, cuyo presidente Paulo Skaf, anunció que el gremio empresarial iba a aumentar la presión sobre los parlamentarios para que promuevan lo más rápido posible un juicio político contra la mandataria.
Skaf, además, forma parte del oficialista Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), la principal fuerza política del país y que lidera el vicepresidente de la nación, Michel Temer, primero en la línea de sucesión en caso de que Rousseff sea apartada del cargo.
El PMDB determinará hoy en una reunión de la dirección nacional si abandona el Gobierno de Rousseff, una decisión a la que el ministro de Turismo de Brasil, Henrique Alves, se adelantó ayer al presentar su renuncia.