(CNN) – Los dos ataques de Bruselas que mataron a 31 personas e hirieron a al menos 270 conmocionó a Europa y puso en la mira a Bélgica como un terreno fértil para el terrorismo.
¿Cómo un país tan pequeño puede pasar de ser un centro turístico famoso por su cultura y arquitectura a ser caldo de cultivo del yihadismo más violento?
Estas son cinco razones por las que los terroristas atacaron el corazón de Europa:
1. Bélgica tiene una gran cantidad de combatientes que se han unido a ISIS
Bélgica es el país europeo con más jóvenes per cápita que viajan a Iraq y Siria para unirse a ISIS.
Los expertos creen que unos 500 hombres y mujeres se han marchado Bélgica para ir a esos dos países desde 2012. Al menos 150 de ellos han regresado, según las autoridades belgas.
Sin embargo, los expertos admiten que estos son cálculos conservadores y nadie sabe a ciencia cierta cuántos han ido y cuántos han regresado.
Por ello, las autoridades belgas y la población general temían desde hace tiempo un ataque de yihadistas locales.
Sajjan Gohel, director de seguridad internacional de la Fundación Asia-Pacífico dijo que Bélgica no sólo es la capital de la Unión Europea, sino también “un punto neurálgico central de ISIS”, una base logística de las operaciones de los extremistas.
Muchos extremistas belgas se inspiraron en el grupo radical, otrora poderoso, Sharia4Belgium, que reclutaba entre las comunidades vulnerables y más pobres, sumidas en la creciente delincuencia y el desempleo.
El grupo ganó prominencia en 2010 y se disolvió cinco años más tarde después de que un juicio lo designara como organización terrorista.
“Las autoridades belgas no tomaron en serio a Sharia4Belgium hasta que era demasiado tarde”, dijo el colaborador de CNN Tim Lister. “El daño ya estaba hecho”.
El ministro del Interior belga, Jan Jambon, dijo que la labor de las fuerzas de seguridad para contrarrestar las amenazas terroristas ha tenido sus resultados, pero admitió que los reclutadores de ISIS siguen activos en Bélgica.
“El reclutamiento continúa – a un nivel mucho más bajo de lo que estábamos acostumbrados, por ejemplo, hace dos años – pero sí, continúa”, admitió Jambon. “Es difícil encontrar a la gente”.
2. Falta de recursos policiales
Las fuerzas de seguridad llevaron a cabo varias redadas en busca del fugitivo de los ataques de París, Salah Abdeslam, y los que planearon la masacre en la capital francesa.
Durante un registro en la que luego resultó ser una de las casas de seguridad de Abdeslam la semana pasada, la policía fue recibida con un feroz tiroteo, lo que hizo pensar que dentro se encontraba alguien importante. Abdeslam, que se dejó su cinturón de explosivos en París durante los ataques de noviembre, volvió a escaparse, para ser arrinconado días más tarde en una redada en el barrio de Molenbeek en Bruselas, no muy lejos de la casa donde pasó su infancia.
La dimensión de la actividad yihadista en Bélgica pareció pasar desapercibida para las autoridades.
“No tienen suficientes agentes, y no han sido capaces de reforzarse al ritmo del reclutamiento de combatientes extranjeros”, explicó William Braniff, director ejecutivo del Consorcio Nacional para el Estudio del Terrorismo y las Respuestas al Terrorismo. “Es pura matemática. Son recursos”.
Las autoridades tardaron cuatro meses en capturar a Abdeslam, el hombre más buscado en Europa.
La incapacidad de aprehender al ciudadano francés nacido en Bélgica y de ascendencia marroquí es particularmente dolorosa porque la policía lo detuvo a la mañana siguiente de los ataques del 13 de noviembre cerca de la frontera belga, pero no lo arrestaron.
Se cree que llamó a unos amigos para que lo llevaran a Bélgica después de los ataques. Pasaron varios controles policiales, pero entonces Abdeslam todavía no estaba identificado como sospechoso y lo dejaron seguir su camino.
¿Son las autoridades belgas responsables, al menos en parte, de esta falla?
Jambon insinuó el jueves que sí podrían ser responsables en cierta medida de algunos de los errores que posibilitaron la matanza, especialmente después de que la presidencia de Turquía revelara que capturó al terrorista Ibrahim El Bakraoui en junio de 2015 y lo deportó a Europa, donde fue puesto en libertad.
Bakraoui, de 29 años, es el atacante suicida que aparece en el centro de la fotografía en el aeropuerto que se divulgó tras el atentado de esta semana. Él era hermano de Khalid El Bakraoui, que se inmoló en el metro de Bruselas.
3. Muchos jóvenes musulmanes se sienten marginados
Al igual que el niño de la fábula holandesa que salvó a los Países Bajos de las inundaciones poniendo su dedo en un dique, Bélgica ha tratado de contener otra fuerza de la naturaleza: una juventud marginada, imbuida en la ideología corrosiva de ISIS, según el editor de diplomacia internacional de CNN, Nic Robertson.
Su número ha desbordado los esfuerzos antiterroristas del país.
“Bélgica está tratando de ponerse al día”, sostiene Lister.
Un joven belga llamado Ali (no es su nombre real) accedió a hablar con CNN bajo condición de anonimato. Entre sollozos, contó cómo dos de sus hermanos, miembros de Sharia4Belgium, viajaron a Siria, donde uno de ellos murió.
Él cree que la discriminación y la “falta de oportunidades” han empujado a muchos jóvenes a viajar a esas zonas de conflicto, a pesar de ser segunda o tercera generación de inmigrantes, porque no se sienten aceptados en Bélgica. Los reclutadores yihadistas se están aprovechando de este sentimiento de marginación.
“El Estado belga rechaza a los niños y jóvenes, y dicen: ‘Son todos los extranjeros, ¿por qué deberíamos darles trabajo ?”, dijo. “Nos llenan de odio, y nos dicen que no servimos para nada, así que cuando los jóvenes ven lo que está pasando allá [en Siria], piensan ‘Bueno, vamo allí y seamos útiles”.
Jambon insiste en que el gobierno toma medidas para evitar que los jóvenes radicalizados salgan del país.
“Hace un año y medio, unas 15 personas partían cada mes hacia Siria o Iraq, ahora son menos de cinco”, afirmó. “Cinco es demasiado, soy consciente de ello. … Si ves que la gente sigue uniéndose a ISIS, es que no hicimos lo suficiente. Eso está claro. El objetivo, la meta, es que nadie se vaya”.
Molenbeek cuenta con una gran población predominantemente musulmana de inmigrantes del norte de África. El barrio también sufre de un creciente desempleo juvenil, que se estima en más de un 40%.
Al desempleo rampante se une la propaganda en Internet del yihadismo más sanguinario, que está a solo un clic de distancia.
Los familiares y miembros de la comunidad que tratan de oponerse a esta radicalización se enfrentan a las amenazas.
“Vivimos en una época en la que todo aquel que trata de hablar y luchar por la verdad encuentra personas que tratan de impedir que lo haga”, dijo el imán belga Sheikh Sulayman Van Ael.
4. Bélgica está dividida por la geografía y el idioma
Bélgica es un país pequeño de 11 millones de habitantes que están divididos por el lenguaje y la cultura. Un poco más de la mitad de la población belga es flamenca. Hablan holandés y viven en el norte, en Flandes. Menos de la mitad son franceses y viven en la región sur de Valonia.
“La construcción del gobierno de Bélgica hace posible que ocurra este tipo de ataques”, declaró Gohel, quien agregó que las agencias de seguridad e inteligencia del país están divididas internamente.
El país está dividido por el idioma a todos los niveles y en casi todos los servicios públicos: escuelas, hospitales, incluso la policía. Hay colegios franceses y colegios flamencas, hospitales franceses y hospitales flamencos.
Bruselas es la capital de Bélgica y Flandes, pero en Bruselas se habla francés.
Fue apenas en 2011 cuando Bélgica puso fin a un récord de 589 días sin gobierno elegido. Iraq tenía el récord anterior de un país sin gobierno en funciones.
Existía un gobierno de transición temporal desde que la renuncia del primer ministro Yves Leterme el 26 de abril de 2010, con una falta total de acuerdo entre los políticos de Flandes y Valonia.
5. Bruselas está cerca de grandes ciudades europeas
La proximidad de Bruselas a las principales ciudades europeas y la falta histórica de cohesión interna hace que sea atractiva para los yihadistas, que se mueven con relativa facilidad.
Bruselas, la capital de la Unión Europea, está muy cerca de varias de las principales ciudades: París, por supuesto, pero también Amsterdam y, en Alemania, Colonia, Estrasburgo, Frankfurt y Berlín. Es cuestión de subirse a un coche o a un tren y en cuestión de pocas horas se llega a varias ciudades. Recientemente algunos países europeos pusieron en marcha algunos controles migratorios a raíz de los atentados de París.
La impotencia de las autoridades belgas para frenar el flujo de combatientes que viajan a territorio de ISIS, y – quizás lo más preocupante – su incapacidad para rastrearlos una vez que regresan significa que muchos yihadistas han pasado desapercibidos. Las autoridades de varios países vecinos creen probable que haya nuevos ataques.
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