El énfasis de los candidatos presidenciales estadounidenses en los acuerdos comerciales es erróneo

Los políticos tienen que abordar la inseguridad económica, no el proteccionismo

La campaña presidencial estadounidense — y en especial las elecciones primarias — es frecuentemente testigo de bastantes disparates acerca del comercio y la globalización. Los candidatos, dando golpes sobre el podio, protestan contra el asalto a la manufactura perpetrado por la desleal competencia china, y prometen crear empleos a nivel doméstico.

Esta vez, la retórica está a tope, especialmente por parte de los republicanos. Donald Trump, corroborando su posición como un economista nacionalista populista en lugar de un conservador o liberal, ha amenazado con las más hostiles medidas comerciales durante décadas, incluyendo fuertes aranceles sobre las importaciones procedentes de China y México.

A una escala un poco menos dramática en las elecciones primarias demócratas, el candidato de izquierda Bernie Sanders ha criticado duramente los acuerdos comerciales, obligando a Hillary Clinton a repudiar el Acuerdo de Asociación Transpacífico que ella misma pasó años ayudando a negociar siendo Secretaria de Estado.

En la práctica, una buena parte de la retórica proteccionista en las elecciones estadounidenses se olvida muy pronto una vez que se ocupa el cargo. La promesa de Barack Obama durante las elecciones de 2008 de renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte fue abandonada silenciosamente después de que llegó a la Casa Blanca.

Pero siempre existe la posibilidad de que el Sr. Trump esté hablando en serio. Eso podría ser un problema. No importa qué partido gane la Casa Blanca y el Capitolio, el patrón general es que el presidente es el adulto a favor del comercio liberal y en contra los aranceles autodestructivos, mientras que el Congreso es el adolescente al que le dan los berrinches proteccionistas. Sería un valiente vocero de la Cámara o líder del Senado quien alzara la voz a favor del libre comercio y en contra de una Casa Blanca aislacionista.

Habiendo dicho esto, los resultados en las elecciones primarias sugieren que el sentimiento proteccionista entre el público estadounidense no es claro. Es cierto que el Sr. Sanders obtuvo una victoria sorpresiva, y el Sr. Trump una convincente, en Michigan, estado que pertenece al Cinturón Industrial. Muchos atribuyeron el éxito del Sr. Sanders a sus ataques contra los acuerdos comerciales y de globalización, mostrándose como el defensor de los obreros contra el centrismo de Wall Street de la Sra. Clinton.

Sin embargo, en el vecino estado de Ohio, afectado por muchos de los mismos problemas, la Sra. Clinton obtuvo una cómoda victoria y el Sr. Trump fue derrotado por el actual gobernador del estado, John Kasich, cuyos puntos de vista sobre el comercio son relativamente moderados. Las encuestas Pew de opinión pública muestran que el comercio ocupa un lugar bajo en la lista de temas que el público estadounidense considera importante, incluso por debajo de la reforma del sistema de justicia criminal y las políticas sobre las armas. Y la mayor parte de los estadounidenses piensan que el comercio internacional beneficia a la economía, aunque se muestran más escépticos sobre los acuerdos comerciales formales.

La verdad es que la aversión a los acuerdos comerciales es sólo una manifestación de un enojo más generalizado provocado por la vulnerabilidad económica y el estancamiento del nivel de vida. Es cierto que la globalización ha amenazado algunos puestos de trabajo. Pero revertir los acuerdos comerciales previos no va a traer de vuelta a EEUU los empleos relacionados con la manufactura. Convertirlos en el centro del debate económico es erróneo.

Sería más constructivo abordar la inseguridad económica de forma directa, con políticas enfocadas a apoyar y reciclar a aquellos que quedaron desempleados por alguna razón y reubicarlos en puestos de trabajo. EEUU ya cuenta con un programa semejante, la Asistencia por Ajustes en el Comercio, pero está mal orientada y tiene criterios de calificación arbitrarios.

La retórica proteccionista del Sr. Trump es la más extrema que se haya presenciado en la historia reciente de las elecciones estadounidenses. Los políticos deben abordar los temores al comercio y la globalización. Pero este tipo de iniciativas son más propensas a funcionar si involucran la ayuda práctica a los afectados en lugar de discursos repetitivos acerca de cómo el libre comercio beneficia a EEUU en su conjunto, con aquellos afectados soportando la gran carga por el bien común.

Por FT View,

Source: Financial Times Newspaper Spanish

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