Numerosas iniciativas bipartidistas bien intencionadas han surgido en Washington durante los últimos años
Hace cinco meses, el ex candidato presidencial republicano Jon Huntsman viajó a New Hampshire para reunirse con un pequeño grupo de políticos. A él se unieron John Kasich, uno de los actuales candidatos presidenciales republicanos; Chris Christie, hasta hace poco otro de los candidatos republicanos; Joe Lieberman, ex senador demócrata; y Martin O’Malley, un gobernador demócrata. Su objetivo era apoyar una “agenda estratégica nacional” bipartidista para reactivar a EEUU y reconstruir la credibilidad de Washington tanto entre los votantes, como entre los inversores globales.
Este encuentro, organizado por un grupo llamado No Labels, no obtuvo los resultados deseados después de todo. Otras iniciativas bipartidistas bien intencionadas han surgido en los últimos años y han fracasado. Pero este encuentro tuvo un giro interesante: Donald Trump participó y apoyó con entusiasmo los ideales bipartidistas y tecnocráticos del grupo. “Me sorprendió que hubiera acudido, pero fue muy positivo”, comentó el Sr. Huntsman durante una reunión de líderes de negocios en Filadelfia la semana pasada, agregando que él está listo para trabajar con el Sr. Trump si se convierte en el candidato republicano, lo cual él también considera bastante probable.
Los inversores del mercado de bonos de todo el mundo debieran tomar nota. Los votantes debieran hacer lo mismo. Después de todo, el Sr. Huntsman está lejos de ser un instigador. Al igual que el Sr. Kasich, él representa la facción más seria, pragmática y consciente de los asuntos internacionales del Partido Republicano. La palabra “sensatez” se utiliza a menudo. El hecho de que el Sr. Huntsman no descarte al Sr. Trump — y de que el Sr. Trump haya asistido a la reunión — enfatiza el hecho de que existe la posibilidad de que el Sr. Trump pueda llegar a tener un estilo mucho más bipartidista y tecnocrático de lo que muchas personas anticipan.
Esto puede no parecer obvio en este momento, y menos todavía a las personas fuera de EEUU. Después de todo, las características distintivas de su campaña han sido la ofensiva agresión verbal y una carencia de ideas tangibles sobre políticas o de asesores prudentes. En otras palabras, en este momento los inversores globales que quieren estimar el riesgo de un plan de políticas del Sr. Trump carecen de suficiente información concreta acerca de lo que él realmente pudiera hacer si obtuviera la presidencia.
Las personas que han tratado con el Sr. Trump en un contexto empresarial o político (y yo he hablado con muchas de ellas recientemente) afirman que su retórica es sólo una campaña de “marketing”. Según se cree, él tiene que ser escandaloso y temerario para salir adelante en las elecciones primarias republicanas. Pero si prevalece, pudiera cambiar la estrategia para incrementar su atractivo.
Un paso probable es que intente utilizar a su hija, Ivanka, para atraer a las mujeres votantes, o al menos para contrarrestar su imagen sexista. Ella pudiera ser un arma poderosa: no sólo es inteligente, sino que también tiene un sitio web, WomenWhoWork, que promueve el feminismo suave.
También es probable que el Sr. Trump adopte un lenguaje más pragmático y tome ideas de todo tipo de fuentes, tales como las de No Labels. Esto incluye algunas ideas sorprendentemente sensatas. La plataforma sostiene, por ejemplo, que el próximo presidente debe comenzar su mandato creando un plan nacional que se concentre en cuatro objetivos económicos: crear 25 millones de nuevos empleos netos durante la próxima década; asegurar que el seguro social dure otros 75 años; cuadrar el presupuesto federal para el año 2030; y hacer que EEUU tenga seguridad energética para el año 2024.
No Labels le pide al Presidente que escoja al menos una meta en enero de 2017, antes del discurso del Estado de la Unión, y que se reúna en privado, en un lugar como Camp David, con un grupo de políticos de alto nivel de ambos partidos para desarrollar un plan. La idea es que el concentrarse en metas a largo plazo de esta manera bipartidista ayudará a terminar con el estancamiento en Washington y generará el impulso necesario para abordar las demás metas.
“Nuestro objetivo es ponerle fin a un proceso de gobierno que simplemente se desplaza sin rumbo entre debates divisorios, posturas políticas y crisis totales”, declara el manifiesto. Es una visión no de ideología, sino de gobernanza de primera línea al estilo McKinsey: un logro de acuerdos y una resolución de problemas bipartidistas y pragmáticos.
Esto ¿pudiera funcionar en la práctica? Es difícil de imaginar. Pero el grupo No Labels señala que presidentes como Ronald Reagan solían hacer tratos. Y el punto principal es el siguiente: si alguien — ya sea el Sr. Trump o cualquier otra persona — utilizara este tipo de lenguaje, pudiera atraer a los votantes que están hartos del estancamiento. Incluso pudiera calmar a los mercados financieros, que están igualmente hartos de las arriesgadas políticas presupuestarias y de los cierres del Gobierno.
De cualquier manera, la lección para los inversores globales es que tienen que permanecer vigilantes para ver si la retórica del Sr. Trump varía durante las próximas semanas, y para ver si es capaz de contratar a personas “sensatas”, como el Sr. Huntsman, como parte de su equipo. Los historiadores del futuro pueden considerar al Sr. Trump como un espectáculo secundario temporal o como un peligroso demagogo; pero si el Sr. Trump, el oportunista, gana las elecciones, pudiera resultar ser más pragmático y tecnocrático que sus predecesores. Eso sería, ciertamente, una ironía.
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