CIUDAD DE MÉXICO – El año pasado aumentó el número de mariposas Monarca que llegó a México. Después de años en los que el mal tiempo y la reducción de su hábitat natural pusiera en riesgo su llegada, la noticia siembra una prudente esperanza: una de las migraciones más cautivadoras del mundo todavía puede sobrevivir.
El World Wildlife Fund (WWF) anunció en una conferencia de prensa que las mariposas vestidas de tonos amarillos, anaranjados y negros, que vuelan más de 4000 kilómetros anuales desde Canadá y Estados Unidos para buscar refugio en las montañas de México, cubrieron casi cuatro hectáreas de terreno el invierno pasado, un espacio tres veces más grande que el que ocuparon el año anterior.
“Estamos comenzando a ver el principio de un éxito”, afirmó Daniel Ashe, director del servicio para Vida Silvestre de Estados Unidos, quien asistió al anuncio que se hizo en México. “Ahora nuestra tarea es continuar con ese éxito”.
Las mariposas llegan a México a inicios de octubre y pasan el invierno resguardadas entre los árboles de los bosques de Michoacán y el Estado de México.
Las mariposas se reproducen a lo largo del camino del norte al sur. A la meta llega la descendencia de las mariposas que iniciaron el viaje. No se sabe cómo es que las nuevas generaciones saben llegar cada año al mismo punto en México. Pero la reducción de los campos de algodoncillo –una flor que estos insectos necesitan para alimentarse y poner sus huevos–, los cambios en el clima y la tala ilegal en México han provocado la reducción en la población de mariposas y, con ello, surge el temor de que la migración desaparezca.
Alejandro del Mazo, director de la Comisión Nacional de Áreas Protegidas de México, aseguró que llegaron 140 millones de mariposas en el último invierno, un aumento considerable de los 35 millones que llegaron hace dos años.
El director de WWF en México, Omar Vidal, dijo que la migración de mariposas estaba en una “etapa de recuperación” pero subrayó que los números del año pasado están entre los menores que se han registrado. Cuando había mayor migración de mariposas, cubrían un área de 18 hectáreas. Es muy pronto para saber si las nuevas cifras marcan una tendencia.
“Los insectos son muy susceptibles a estos altibajos”, añadió.
Los científicos y ambientalistas indican que muchos factores han contribuido al aumento como la aparición de nuevos campos de algodoncillo, un mejor clima y los esfuerzos para proteger los bosques mexicanos de la tala ilegal.
Estados Unidos planea contribuir a la conservación de unas tres hectáreas de algodoncillo ya sea sembrando más flores o impidiendo el uso de pesticidas que destruyen la planta. Ashe ha comentado que los campos de algodoncillo aumentaron unas 100.000 hectáreas el año pasado.
México ha batallado para controlar la tala ilegal de sus bosques. El organismo del gobierno para proteger el medioambiente, Profepa, ha dado uniformes y equipo a cientos de campesinos para vigilar una reserva de unas 56.600 hectáreas, donde están los principales puntos a los que llegan las mariposas.
Tierra Curry, una científica del Centro de Diversidad Biológica, ha dicho que salvar a las mariposas requerirá más esfuerzos en Estados Unidos y México.
El Centro de Diversidad Biológica ha pedido al servicio para Vida Silvestre de Estados Unidos que califique a las mariposas Monarca como una especie “en riesgo”. Esta clasificación obligaría a Washington a poner en marcha un programa para protegerlas en territorio estadounidense. La población de mariposas debe crecer para sobrevivir tormentas como la que, en 2002, mató a 500 millones de insectos, comentó Curry. La especialista también alertó que el aumento de las temperaturas en México puede afectar el hábitat de las mariposas.
“El bosque mexicano es el balance perfecto entre el calor y el frío”, comentó. Si el cambio climático dañase ese equilibrio, añadió, “su hábitat se volverá increíblemente vulnerable”.