SANTO DOMINGO. El Fondo Monetario Internacional (FMI) publicó ayer en su página web un comunicado de prensa sobre la conclusión de una consulta realizada a la economía de República Dominicana, en la que estima que al 2015 la deuda consolidada del sector público es de 48.5% del Producto Interno Bruto (PIB), y para 2016 proyecta que la misma alcanzaría un 49.5%, lo que representa un incremento de un punto porcentual.
Además, en su reporte, el organismo internacional estima que en 2015, el déficit del sector público consolidado es de 1.3% del PIB, pero para 2016 le da un acelerón, y lo proyecta en 5% del PIB, de acuerdo con sus cálculos.
En su informe de prensa, el FMI sostiene que la economía dominicana ha continuado su dinámico desempeño, y destacó el crecimiento de la economía en 2015 que superó el 7%, el cual fue impulsado principalmente por la demanda interna.
Considera también que la recuperación del empleo y la disminución de los precios del petróleo incrementaron el ingreso disponible, al tiempo que la recuperación del consumo en Estados Unidos propició condiciones externas que favorecieron el turismo y las remesas.
Asimismo el organismo entiende que el fuerte crecimiento de la inversión privada acompañó la expansión del consumo.
Al concluir la consulta de 2015 del Artículo IV con República Dominicana, los directores ejecutivos del FMI avalaron la evaluación del equipo técnico de la siguiente manera: “La actividad económica mantiene un impulso fuerte, beneficiado por un entorno externo favorable y un marco de políticas macroeconómicas más fortalecido.
El FMI también indica en su reporte que la postura de la política monetaria es apropiada para guiar el retorno de la inflación al rango meta, pero que un marco reforzado podría mejorar aún más la efectividad de las políticas y sus resultados.
Explica que la favorable perspectiva económica, la disminución de los choques de oferta y un apretado mercado laboral están reduciendo el margen para nuevos recortes de los tipos de interés. Por tanto, el sesgo restrictivo es apropiado en la protección contra un alza de los riesgos relacionados con la inflación. Así, el organismo sostiene que una transición hacia una mayor flexibilidad de la tasa de cambio y la acumulación continua de reservas aumentará la capacidad de resistencia frente a los choques externos y los efectos secundarios, y considera que los desafíos de la gestión de la política monetaria y la deuda cuasi-fiscal deben ser abordados a través de una mayor coordinación con las autoridades fiscales.