Alrededor de 360 millones de personas (el 5% de la población mundial) presentan pérdidas de audición que se consideran discapacitantes; cerca de 32 millones son niños. La inmensa mayoría vive en países de ingresos bajos y medianos.

Pérdida de audición en la niñez

 Día mundial de la audición
3 de marzo de 2016

Para los niños, la audición es esencial para aprender a hablar, tener buenos resultados escolares y participar en la vida social, de ahí que la pérdida de audición suponga un obstáculo para la educación y la integración social.

Para los niños afectados puede ser enormemente beneficioso que la pérdida de audición se diagnostique en las fases tempranas de la vida y que se les ofrezcan las intervenciones apropiadas.

El 60% de los casos podría evitarse

La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que alrededor del 60% de las pérdidas de audición en la niñez se podrían evitar con medidas de prevención. Si la pérdida auditiva es inevitable, se precisan intervenciones que aseguren a los niños el logro pleno de sus potencialidades recurriendo a la rehabilitación, la educación y la potenciación. Se requieren medidas en los dos frentes.

¿Cuáles son las causas de la pérdida de audición en el niño?

La pérdida de audición en el niño puede tener muchas causas, en particular causas congénitas, es decir las que están presentes en el nacimiento o poco después, y causas adquiridas, las que se manifiestan durante la niñez. Entre las causas de la pérdida de audición en el niño figuran las siguientes:

Factores genéticos: Provocan cerca del 40% de la pérdida de audición en la niñez. Según se ha demostrado, la pérdida de audición es mucho más frecuente en niños nacidos de uniones consanguíneas que en los nacidos de progenitores sin parentesco próximo. Las malformaciones congénitas del oído y del nervio auditivo, que pueden ser consecuencia de factores genéticos o de la influencia del entorno, pueden provocar la pérdida de audición.

Afecciones perinatales: Por ejemplo, prematuridad, bajo peso al nacer, falta de oxígeno (asfixia perinatal) o ictericia neonatal.

Infecciones: Durante el embarazo, la madre puede ser infectada por virus tales como los de la rubéola o el citomegalovirus, que provocan pérdida de audición en el niño. También la meningitis, las paperas y el sarampión pueden provocar en la niñez la pérdida de audición. En los entornos de bajos recursos, las otitis son bastante comunes entre los niños, a menudo en forma de otitis media crónica supurada. Además de la pérdida de audición, las otitis pueden provocar complicaciones potencialmente mortales.

Enfermedades del oído: En los niños, diversas afecciones comunes del oído pueden provocar la pérdida de audición. Es el caso, por ejemplo, de la presencia de tapones de cera o de la otitis media adhesiva no supurada causada por la acumulación de líquido en el interior del oído.

Ruido: Los sonidos intensos, incluidos los producidos por dispositivos personales tales como los teléfonos inteligentes y los lectores de MP3 utilizados a gran volumen durante periodos prolongados, pueden causar pérdida de la audición. Incluso los sonidos breves de alta intensidad como los de los fuegos artificiales pueden provocar una pérdida de audición permanente.

Medicamentos: Los medicamentos, como los utilizados en el tratamiento de las infecciones neonatales, el paludismo, la tuberculosis farmacorresistente y el cáncer, pueden provocar una pérdida de audición permanente.
¡Qué hacer para actuar de inmediato!

¿Cuáles son las estrategias de prevención y tratamiento?

Hay que adoptar medidas para reducir la pérdida de audición y mejorar los resultados en favor de los niños que la presentan. Los gobiernos, los organismos de salud pública, las organizaciones sociales, las instituciones docentes y los grupos de la sociedad civil, todos han de colaborar en este empeño.

Conviene reforzar:

  • los programas de inmunización para prevenir muchas de las infecciones que conducen a la pérdida de audición tales como la rubéola congénita, la meningitis, las paperas y el sarampión. Más del 19% de la pérdida de audición en la niñez se podría evitar sin más que recurrir a la inmunización contra la rubéola y la meningitis.
  • los programas de salud de la madre y el niño, para prevenir la prematuridad, el bajo peso al nacer, la asfixia perinatal, la ictericia neonatal y la infección congénita por citomegalovirus.
  • las organizaciones de personas con pérdida de audición y los grupos de progenitores y de apoyo a las familias.

Conviene poner en marcha:

  • pruebas de audición a los recién nacidos y lactantes e iniciar las intervenciones apropiadas para detectar y autonomizar a los niños con pérdida auditiva congénita o de aparición temprana. Los programas de pruebas de audición para recién nacidos deben aplicar un planteamiento centrado en la familia.
  • pruebas de audición escolares encaminadas a detectar, referir los casos y tratar las otitis comunes y la pérdida de audición.

Conviene formar:

  • a los médicos y el personal sanitario de primer nivel acerca de la importancia de las otitis y de la necesidad de intervenir precozmente respecto de la pérdida de audición y las opciones de tratamiento, lo que posibilitaría la prestación de servicios accesibles y facilitaría el envío de los casos para su tratamiento.
  • a los otólogos, audiólogos, otros profesionales de la medicina y enfermería, terapeutas y enseñantes para que proporcionen la atención y los servicios necesarios. Se trata de un paso importante para corregir los problemas del oído y la audición.

Conviene poner a disposición:

  • dispositivos auditivos: los adelantos registrados en el campo de los audífonos y los implantes cocleares han mejorado notablemente las opciones de que disponen las personas con pérdida de audición.
  • comunicación: para los niños sordos es enormemente beneficiosa su introducción precoz en el lenguaje, que puede consistir en una rehabilitación orientada a la comunicación verbal, como el tratamiento verbal auditivo u oral auditivo. Los formuladores de políticas también deberían promover los medios de comunicación alternativos.
Conviene regular y supervisar:
el uso de medicamentos ototóxicos para reducir al mínimo los peligros que entraña su uso indiscriminado.
los niveles de ruido ambiental, especialmente en los locales de diversión y recintos deportivos. Los aparatos personales de audio y auriculares de alta calidad dotados de mecanismos de seguridad contribuyen a reducir el riesgo de pérdida de audición que puede entrañar su uso.

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