Las compras de alimentos programadas en base a una lista de productos, el conocimiento de la información nutricional para saber si conviene adquirir uno light o normal, la búsqueda de sustitutos y opciones saludables y económicas, son parte de un plan pensado por la nutricionista Floriana Alvarez Machado, quien busca fomentar comer sano en épocas inflacionarias.
“Es importante programar las compras semanales para organizar con tiempo las comidas. Confeccionar una lista con el detalle de todo lo que se necesitará para evitar comprar cantidades y alimentos innecesarios”, sugirió la licenciada en Nutrición.
“Es posible incluir recetas saludables y a su vez económicas”, aseguró la profesional, que insistió con la importancia de anotar lo que se va a comprar “para ahorrar tiempo y evitar tentarse ya que la idea es ir al sector donde están los productos que se buscan”.
Revisar los sitios de internet de los supermercados o hacer compras online es otra propuesta de la nutricionista del Programa de Obesidad y Cirugía Mini Invasiva (OCMI), ya que “así se gana tiempo, se puede ir chequeando precios y en caso de concretar la compra en la web, también se evitan tentaciones de llevarse alimentos no saludables”.
Si se decide ir al supermercado “es importante no pasear entre las góndolas, ni distraerse con productos no incluidos en la dieta. Es indispensable saber leer las etiquetas para optar por el producto más sano y con menos valor calórico”.
Este último ejercicio sirve además “para comparar los productos dietéticos o light, que en general suelen ser más caros y muchas veces sus ventajas son mínimas”, puntualizó.
Al cotejar las etiquetas “se puede evaluar si verdaderamente es necesaria la compra de ese producto. En caso de que las diferencias nutricionales sean mínimas, es preferible el producto normal que hay que consumir en menor cantidad. Así ahorrará dinero y consumirá las mismas propiedades nutritivas”, destacó la especialista.
Otro tip es evitar comprar alimentos “de bajo valor nutricional, como los que se consumen a deshora, tal el caso de golosinas, snacks, alimentos de copetín”.
Además, Alvarez Machado propuso utilizar verduras y frutas de estación que “en general son más baratos, sobre todo en ferias barriales que habitualmente ofrecen mejores precios y mayor variedad”.
También se puede sustituir productos que son costosos, como la carne vacuna, por la de pollo, cerdo o pescado y comprar productos de segundas marcas que “en muchas ocasiones son más económicos y aportan el mismo valor nutricional que las primeras marcas”.
Para ello, “es conveniente que se lean las etiquetas teniendo en cuenta: contenido, ingredientes, tamaño y peso”.
Una vez en casa, el almacenamiento de alimentos es otro ítems a considerar.
“Disponer los productos más saludables de forma bien visible, utilizando recipientes transparentes y contar con verduras frescas ya limpias al abrir la heladera y los alimentos más calóricos deben estar fuera de la vista. Hay que colocarlos en las alacenas más altas, detrás de tarros o en el fondo de la heladera”, sugirió la experta.
También el “personalizar con etiquetas los envases que contengan todos los productos que cocinaremos durante la semana de dieta” y por supuesto, guardar adecuadamente en el frezeer productos y comidas.
Mientras se cocina, la licenciada propuso “tener a mano trocitos de frutas u hortalizas para entretener el paladar o degustar un caramelo ácido o comer pickles o masticar un chicle para evitar el picoteo”.
Al sentarse a la mesa “no hay que llevar la fuente. Servir en platos pequeños da la sensación de comer porciones grandes. Las bebidas gaseosas deben reemplazarse por agua fresca. Hay que acostumbrarse a poner agua en la mesa, la que se puede saborizar con rodajas de limón”.
Alvarez Machado recordó que “hay que masticar despacio, dejar los cubiertos entre bocado y bocado, comenzando las comidas con ensaladas o sopas para disminuir la ingesta de otro tipo de alimentos”.
Fuente: América Economía