Un grupo científico interdisciplinario del Tec de Monterrey, en México, reprodujo en laboratorio células corneales humanas ante la escasez de este tipo de tejidos para trasplantes. A nivel mundial, más de cinco millones de personas no cuentan con el sentido de la vista por afecciones a la córnea, y más de la mitad lo deben a fallas en el endotelio, es decir, la capa más interna de esas estructura del ojo.
En nuestro país más de 7.000 personas están en lista de espera para realizar un trasplante que permita recuperar su visión por daños en la córnea. No obstante, este logro de científicos mexicanos puede reducir los costos de la intervención, así como el tiempo de espera, pues de una sola córnea se pueden obtener células funcionales para diez intervenciones.
La córnea es un tejido que no cuenta con irrigación, los nutrientes pasan a las demás capas desde el humor acuoso a través del endotelio, el cual mantiene el nivel de hidratación adecuada para que la córnea se mantenga clara y realice la función de visión.
Hay enfermedades específicas, golpes o complicación posquirúrgica que pueden afectar considerablemente a esta estructura de la córnea, provocando que, por ejemplo, ésta se opaque por falta de hidratación y la visión sea borrosa. El daño es progresivo puede terminar en ceguera y la única solución disponible es el trasplante.
“En México no tenemos cultura de la donación y hay muchas personas esperando una córnea para trasplante. Por ello nos dimos a la tarea de realizar una estrategia en investigación que pudiera ser una alternativa a quienes tienen este tipo de problemas de visión”, expone Judith Zavala Arcos, miembro del equipo de investigación de la Escuela de Medicina, del Tec de Monterrey, campus Monterrey, por cuyo proyecto científico recibió recientemente el Premio Bienal de Oftalmología, máximo galardón de esta especialidad.
Explica que para lograrlo se dedicaron a estudiar todo el patrón genético de las células endoteliales de la córnea. Siguiendo patrones científicos de orden mundial lograron proliferarlas en laboratorio, pero su metodología modificó el sistema de cultivo con otra composición, y consiguieron que las células volvieran a manifestarse con todas sus funciones.
“Se ha descubierto que este tejido se coloca en una placa de cultivo, con una mezcla de moléculas empieza a proliferar, y nuestro trabajo consiste es mantenerlas funcionales. Lo que hemos logrado es que de un pedacito de córnea podamos expandir el tejido para hasta diez trasplantes, con células totalmente funcionales, de manera que el trasplante de córnea reduce su costo”, detalla la doctora Zavala Arcos.
Tras cuatro años para desarrollar células endoteliales de la córnea, el siguiente paso fue encontrar membranas de cultivo biocompatibles que funcionen como andamio en el trasplante de las células. Fue así que los científicos del Tec de Monterrey se acercaron a un grupo de investigación de la Universidad Johns Hopkins (en EU) que trabaja con biomateriales utilizando colágeno, y que generan membranas que parece lentes de contacto.
Lo que hicieron los científicos mexicanos fue estudiar la bio-seguridad de la membrana, mediante un modelo preclínico en el que se hizo un trasplante a lo que la córnea ha respondido favorablemente, es decir, se mantiene clara, sin inflamación, y los análisis patológicos dan como resultado es que la membrana tiene bioseguridad.
“Lo que sigue es la ingeniería de tejidos, en la que las células que logramos proliferar en laboratorio se van a colocar en esta membrana y lo que se va a generar es una córnea artificial biocompatible. Se harán pruebas de laboratorio con animales y posteriormente con personas, a quienes por una incisión se introducirá la membrana a la córnea y se extiende, esperando que no genere inflamación, opacidad, que sea compatible, además de que las células se mantengan adheridas, funcionales y estables.
“Para llegar a ello hay que cumplir con estándares muy estrictos de los comités de ética de nivel internacional, pero tenemos esquemas de calidad muy altos. Llevamos aproximadamente diez años de investigación, pero todavía hay trabajo por hacer”, plantea la doctora Judith Zavala, coordinadora científica del grupo de la investigación que fue galardonada en 2014 con el Premio “Dr. Jorge Rosenkranz”, que otorga la fundación Roche México para reconocer la innovación científica.
Fuente: AGENCIA ID/DICYT