CHICAGO. Seis oficiales de policía que dispararon 137 balas contra un vehículo en el que viajaban dos afroamericanos desarmados perdieron sus empleos este martes, tres años después de aquella persecución mortal en Cleveland, Ohio (medio oeste).
Las autoridades dijeron que esperan que con esta medida represente un “cierre” para una ciudad que lucha por reconstruir la confianza luego de una serie de tiroteos policiales de alto perfil.
El oficial de patrulla Michael Brelo, de 31 años, es uno de los 13 oficiales envueltos en la persecución de 35 kilómetros a alta velocidad que finalizó con la muerte de Timothy Russell y Malissa Williams.
El auto Chevrolet Malibu en el que iba la pareja tuvo una falla cuando pasaba por la sede de policía de Cleveland, y ésta interpretó que el sonido del auto era de disparos.
Los oficiales dispararon 137 balas al auto de Russell y Williams, entre ellos 49 por parte de Michael Brelo.
Del total de involucrados, otros seis oficiales fueron suspendidos y uno pidió pase a retiro.
La policía de Cleveland también ha sido criticada por el sonado caso de Tamir Rice, un niño negro de 12 años que portaba un arma de juguete y que fue abatido de un disparo por un oficial de policía blanco en un parque en 2014. Un Gran Jurado rechazó a abrir cargos por este caso el mes pasado.
Cleveland se comprometió a transformar su fuerza policial y aspira a hacer cumplir la ley “libre de prejuicios”, en virtud de un acuerdo alcanzado con el Departamento de Justicia de EEUU en mayo.
El acuerdo fue anunciado dos días después de que manifestantes llenaran las calles de Cleveland para protestar por la absolución de un oficial de policía blanco acusado de asesinato en otro caso de 2012.