KASSERINE. La contestación contra el desempleo y la exclusión social, que comenzó en Kasserine (centro), se extendió este jueves a otras varias ciudades de Túnez, cinco años después de la revolución que fuera motivada en buena parte por estos flagelos.
Ante la degradación de la situación, el primer ministro Habib Essid acortó su visita a Europa, donde participaba en el Foro económico de Davos, y anunció que presidirá el sábado un consejo de ministros excepcional.
Movimientos contestatarios -a veces marcados por choques con la policía- tuvieron nuevamente lugar y se extendieron a varias ciudades, recordando un poco las manifestaciones que pusieron fin al régimen de Ben Ali, entre fines de 2010 y comienzos de 2011.
Al igual que en la víspera en Kasserine (centro del país, unos 80.000 habitantes), hubo manifestaciones en Sidi Buzid, donde comenzó la revolución de 2011, pero también en Jenduba, Gafsa y Kebili, según medios locales.
En Suk Lahad (centro), un puesto de la Guardia nacional (gendarmería) fue incendiado, según informó un responsable del ministerio del Interior.
Por la noche de este jueves, se registraron incidentes, según la prensa, en varias localidades y barrios del Gran Túnez (capital y alrededores).
La víspera, centenares de personas volvieron a expresar durante toda la jornada su hartazgo por la situación de miseria social en Kasserine, región empobrecida sumida en fuertes tensiones, registrándose enfrentamientos con la policía, reavivados por la muerte de un joven desempleado.
Las fuerzas del orden dispersaron a los manifestantes lanzando gases lacrimógenos y con cañones de agua. Se registraron varios heridos entre manifestantes y efectivos de las fuerzas del orden.
Tras cumplirse cinco años de la revolución (Primavera árabe) que derrocó a la dictadura de Zine el Abidine Ben Ali, que comenzó tras la inmolación “a lo bonzo” de un vendedor ambulante, Mohamed Buazizi en Sidi Buzid, la exclusión social y los desequilibrios entre las regiones persisten, en un contexto de gran morosidad económica.