Cuando Netflix Inc. ganó los derechos de transmisión para varios países europeos de la serie de drama gótico Penny Dreadful, las empresas de medios del continente no quedaron muy contentas.
La frustración crece entre los competidores del gigante del streaming, que recientemente se ha quedado con los derechos de series populares como parte de su plan de expansión global. Al quedar al margen de sus propios mercados, esos grupos orquestan ahora una respuesta.
Luego del acuerdo por Penny Dreadful a fines de 2014, altos ejecutivos de Canal Plus, un grupo francés de televisión de pago, y Sky PLC, un operador rival, se encontraron para hablar sobre la presentación de ofertas conjuntas por series de televisión como contrapeso a Netflix, dijeron personas al tanto de las conversaciones.
“Penny Dreadful fue una gran batalla; definitivamente la queríamos”, dijo una persona al tanto de la postura de Canal Plus. “No podíamos seguir haciéndolo por nuestra cuenta”, añadió.
Conversaciones similares se están llevando a cabo en otros lugares del mundo entre distintos rivales de Netflix. El servicio de streaming Viaplay, de la región nórdica, ha estado hablando con sus pares Stan, de Australia, Lightbox, de Nueva Zelanda, y Hulu, de Estados Unidos, con la esperanza de formar una alianza que haga ofertas por contenido. La idea es que la iniciativa esté lista para mayo, cuando se realizará la proyección anual de series nuevas en Los Ángeles ante compradores internacionales, dijeron fuentes al tanto.
Sky, de Europa, que es controlada por 21st Century Fox, ha mantenido en los últimos meses conversaciones similares con Bell Media, de Canadá, y Foxtel, de Australia, dijeron personas al tanto. Otras, incluyendo iflix y HOOQ, servicios de streaming del sudeste asiático, y Shomi, de Canadá, también están en busca de acuerdos conjuntos. (21st Century Fox, que posee un tercio de Hulu, formó parte hasta 2013 de News Corp, matriz de The Wall Street Journal. News Corp es propietaria de 50% de Foxtel).
Los ejecutivos dicen que las conversaciones son preliminares y reconocen los obstáculos de lograr que múltiples compañías en países diferentes se pongan de acuerdo sobre contenido.
Sin embargo, consideradas en conjunto, las conversaciones constituyen una rebelión en ciernes contra el creciente poder global de Netflix. Las empresas esperan que la unión les permita presentar ofertas más atractivas a los estudios de TV que crean y venden programación.
“La competencia es muy feroz”, dice Jakob Mejlhede, vicepresidente ejecutivo de Modern Times Group, el operador sueco de Viaplay. “Si usted ingresa a una guerra de ofertas directamente contra Netflix, lo más probable es que pierda”.
Con un total de 69 millones de clientes, incluyendo 8,3 millones en América Latina y el Caribe, y un presupuesto de US$5.000 para contenido este año, Netflix está dispuesta a ofrecer más que cualquier de cadena de TV local o servicio de streaming. Este mes, la empresa anunció que está disponible en más de 190 países, incluyendo 130 mercados nuevos, como Rusia e India.
De todas formas, Netflix aún tiene que convertir sus inversiones internacionales en ganancias. La compañía tendrá que mantener la expansión de suscriptores para compensar las crecientes obligaciones de contenido, las cuales pueden encarecerse si sus rivales unen fuerzas para hacer ofertas más competitivas.
Otro posible reto de Netflix lo constituyen los bien financiados rivales en EE.UU., que ya organizan sus propios planes globales. Amazon.com Inc. ha hablado con estudios sobre opciones para comprar los derechos mundiales de series originales y repeticiones de programas, según personas al tanto. Hulu estudia una expansión internacional, sola o con un socio.
Los inversionistas, que han impulsado en 121% la acción de Netflix en los últimos 12 meses a pesar de la desaceleración del crecimiento de abonados en EE.UU., recibirán una actualización este martes, cuando la empresa divulgue sus resultados financieros. Netflix se beneficia de la compra simultánea de derechos en varios territorios, frente a la tradición de los estudios de venderlos país por país.
Fuente: The Wall Street Journal