PARÍS. El expresidente conservador Nicolas Sarkozy, líder de la oposición francesa con Los Republicanos (LR), lucha por recuperar el impulso perdido desde su retorno a la política en septiembre de 2014, falto de apoyos tanto en su propio partido como entre la opinión pública.
Los sondeos de las últimas semanas, como el publicado el pasado 11 de enero por el diario “Le Point”, evidencian que nunca había conseguido un resultado tan bajo desde su derrota electoral de 2012, con un respaldo popular del 29 %, y retratan a un exmandatario con su autoridad cuestionada.
“Ha entrado en una mala racha bastante preocupante”, explica a EFE Mariette Sineau, doctora en Ciencias Políticas y directora de investigación en el Centro de estudios políticos de la Universidad Sciences Po (CEVIPOF).
Desde que en noviembre de 2014 se hiciera con la presidencia de la Unión por un Movimiento Popular (UMP), bautizada posteriormente como LR, no faltan, en su opinión, quienes piensan que ha conducido a la formación a un “impasse”, con propuestas demasiado ancladas a la derecha, en las que compite con el Frente Nacional (FN).
En las regionales de diciembre, conquistó siete de las 13 regiones pero con un resultado menos brillante de lo esperado, los socialistas limitaron sus pérdidas al mantener cinco y el ultraderechista FN no logró ninguna victoria pese a su récord histórico de votos.
Las críticas a su campaña electoral le llevaron a la destitución de su “número dos”, Nathalie Kosciusko-Morizet (NKM), que le atacó por no haber retirado a los candidatos regionales que habían quedado en tercera posición y donde había riesgo de victoria del FN.
“Para ganar las presidenciales se necesita una estrategia de unión. Esas alianzas hay que encontrarlas en el centro y Alain Juppé, futuro candidato a las primarias, con una línea más centrista, recoge intenciones de voto y una cota de popularidad más altas”, explica Sineau.
Los comicios
Las fechas de esos inéditos comicios internos en la derecha, cerradas esta semana, han sido fijadas para los próximos 20 y 27 de noviembre y esperan convocar a unos tres millones de franceses.
Juppé, antiguo primer ministro y actual alcalde de Burdeos, es junto al también exjefe de Gobierno François Fillon y los exministros Hervé Mariton y Nadine Morano uno de los que ya ha postulado, mientras que se prevé que Sarkozy, NKM y el exministro Bruno Le Maire lo hagan a lo largo del año.
“En política no hay que enterrar nunca a la gente muy pronto. (…) Su experiencia incita a la prudencia, sobre todo porque es un animal político de primer orden y puede encontrar suficientes cambios doctrinales o alianzas que le permitan llevarse las primarias”, señala a EFE la experta.
De momento, según un sondeo publicado el pasado domingo por “Le Figaro”, Juppé, representante del ala moderada del centroderecha, se impondría en esos comicios con el 38 % de los votos, 10 puntos más que los que lograría el expresidente.
Sarkozy, según Sineau, “seguro que es consciente” de su aislamiento, “pero le interesa disimular que está preocupado y hace como si fuera una fase pasajera”.
El diario francés “Le Figaro” publicó hoy que, preocupados por su creciente impopularidad y por la progresión continua de Juppé, algunos defensores del exjefe de Estado querrían que abandonara la dirección del partido para poder expresar con mayor libertad su línea política de cara a las próximas citas electorales.
En un intento por cambiar las tornas, Sarkozy inició ayer una serie de desplazamientos sobre el terreno para acercarse a los ciudadanos con una intención expresa de que se efectúe de forma modesta y sin cámaras.
“Siempre es un placer encontrarse con la gente, con vosotros un poco lejos”, dijo a los periodistas en Anet, al oeste de la capital, en el primero de esos viajes.
La presencia de la prensa crea “una especie de barrera, y sin embargo nunca he percibido en Francia tal necesidad de expresarse”, añadió en los micrófonos de “BFM TV”, inmerso en un enfoque de cercanía con el que emula la victoriosa campaña del también conservador Jacques Chirac a mediados de los noventa.