TRÍPOLI. Un camión bomba estalló el jueves cerca de una base de policía en la ciudad occidental libia de Zliten, lo que provocó la muerte de al menos 60 policías y dejó unos 200 heridos, según las autoridades.
Nadie se atribuyó de inmediato la autoría del atentado, pero una filial local del grupo extremista Estado Islámico ha intentado expandir su presencia a Zliten desde su base central en Sirte, a lo largo de la costa del país del norte de África.
El enviado especial de la ONU en Libia, Martin Kobler, denunció el ataque y exhortó a los libios a “dejar a un lado sus diferencias y unirse para enfrentar el flagelo del terrorismo”. El ataque con bomba fue otro recordatorio más a los libios de que “se requiere progreso urgente” para darle fuerza a un gobierno unitario y reconstruir cuerpos estatales, dijo en un comunicado.
Horas después de la explosión, los equipos de rescate sólo habían conseguido sacar 60 cuerpos de entre los escombros, indicó el portavoz del hospital de Zliten, Moamar Kaddi. Las autoridades libias creen que podría haber decenas de muertos más.
La base policiaca, donde alrededor de 400 reclutas se estaban capacitando, era utilizada por la policía de fronteras de Libia, indicó un oficial de seguridad de Zliten que habló bajo condición de guardar el anonimato, de acuerdo con las regulaciones.
En Washington, el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, afirmó el jueves que Estados Unidos no ha determinado todavía quién es el responsable de haber ejecutado un “ataque cobarde de terrorismo” y extendió sus condolencias a las víctimas y las familias de quienes murieron, así como al pueblo de Libia. Earnest dijo que Washington permanece “profundamente preocupado” por los milicianos inspirados por el Estado Islámico que realizan actos de violencia en Libia.
Los contrabandistas que operan en este país norafricano son conocidos por responder con violencia a cualquier intento de destruir sus operaciones lucrativas, pero no se han reportado incidentes en los que empleen vehículos bomba, lo que deja entrever que es más probable que un miliciano islámico haya estado detrás del ataque del jueves. Tampoco estaba claro si el ataque fue con una bomba suicida, un método distintivo de los extremistas islámicos.
En años recientes, miles de migrantes en busca de una mejor vida en Europa han zarpado desde Libia en botes destartalados y sobrecargados. Cientos se han ahogado en esos trayectos.
Libia cayó en un caos tras el derrocamiento y asesinato del dictador Moamar Gadafi en 2011. El país rico en petróleo se debate entre un gobierno islamista con sede en la capital, Trípoli, y un rival reconocido internacionalmente con administración en el este. En tanto, un gobierno de unidad con apoyo de la ONU se asienta en la vecina Túnez.
Los residentes en las ciudades costeras de Libia han expresado desde hace tiempo sus temores por la variedad de contrabandistas y traficantes que realizan operaciones lucrativas a lo largo del mar Mediterráneo. Las autoridades han hecho eco de las mismas preocupaciones, y han afirmado que son incapaces de enfrentar plenamente a esas redes sin ayuda internacional.