PARÍS. La amenaza terrorista resurgió hoy en París en el primer aniversario de la masacre del “Charlie Hebdo” con el ataque frustrado de un hombre armado con un cuchillo, que fue abatido por la policía, contra una comisaría en un barrio del norte de París.
“Nunca desde hace décadas, la misión (de las fuerzas del orden) ha sido tan necesaria y exigente, porque el terrorismo no ha dejado de hacer pesar sobre nuestro país una amenaza terrible”, subrayó el presidente francés, François Hollande, en un homenaje hoy a los agentes.
Al tiempo que el líder galo pronunciaba estas palabras a las 11.30 (10.30 GMT), para coincidir con la hora del ataque al semanario, un joven de 20 años y origen marroquí, según los medios franceses -aunque oficialmente aún se ignora su identidad-, blandió un cuchillo y gritó “Allahu Akbar” (”Dios es el más grande”) antes de ser abatido por un agente, según las autoridades.
El joven había jurado lealtad al líder del Estado islámico (EI), Abu Bakr al Baghdadi, según fuentes próximas a la investigación.
En un primer momento se pensó que el hombre portaba un cinturón de explosivos, extremo que se descartó posteriormente.
Sobre el cadáver se halló un papel con la bandera del grupo yihadista y una reivindicación manuscrita en lengua árabe, precisó la Fiscalía, que anunció que la sección antiterrorista ha asumido la investigación de los hechos.
El incidente ocurre menos de dos meses después de los atentados de París y Saint-Denis del pasado 13 de noviembre que causaron 130 muertos, con el recuerdo presente de los ataques a “Charlie Hebdo” y el supermercado judío, y en pleno debate antiterrorista.
En ese contexto se enmarcan la reciente aprobación de la retirada de la ciudadanía francesa a los terroristas con doble nacionalidad y un proyecto de ley que prevé extender los poderes policiales.
Algunos testigos cuestionaron la explicación oficial, como Charlotte -nombre ficticio-, que rechazó que el policía actuara en defensa propia.
“Es imposible, el hombre avanzaba hacia los agentes y ellos le pidieron que retrocediese. Él lo hizo, aunque luego volvió a acercarse”, detalló con voz temblorosa ante una nube de periodistas.
Mientras tanto, en la antigua sede de Charlie Hebdo, donde doce personas murieron hace un año, algunos ciudadanos depositaban flores bajo la placa conmemorativa de las víctimas inaugurada hoy.
Una rosa roja fue el tributo de Lilianne Guignard, residente en Estrasburgo, en el este de Francia, que admitía haber planeado su viaje a la capital para que coincidiera con la efeméride del ataque perpetrado por los hermanos Chérif y Said Kouachi.
“He venido porque esos dibujantes defendían la libertad de expresión, y sus caricaturas formaban parte de mi vida”, dijo a Efe esta sexagenaria jubilada, que alabó por “elocuente” la portada de la revista con motivo del aniversario que muestra a un dios asesino.
La publicación que hoy dirige Riss, tras el asesinato de Charb, su anterior jefe, conoció un fuerte aumento de los abonados tras la tragedia, de 30.000 a 220.000. Sin embargo, no ha superado una crisis interna que enfrenta a parte de la plantilla con la dirección y ha provocado la dimisión de dos viñetistas.
Durante toda la jornada, centenares de personas acudieron en recuerdo de los fallecidos a la Plaza de la República, punto de partida de multitudinarias manifestaciones en rechazo del yihadismo, en particular tras los ataques del pasado enero.
La Confederación Europea de Sindicatos (CES) participó en los actos de homenaje en esa plaza, con la presencia de dirigentes de los principales sindicatos europeos y representantes del sindicato tunecino UGTT, miembros del Cuarteto para el Diálogo Nacional en Túnez, recientemente galardonado con el Premio Nobel de la Paz.
También estuvieron presentes los líderes de las dos principales centrales sindicales españolas, Cándido Méndez (UGT) e Ignacio Fernández Toxo (CCOO).