PUERTO PRÍNCIPE. El secretario general de las Naciones Unidas expresó el lunes “su preocupación ante el desarrollo político en Haití relacionado al actual proceso electoral”.
Según un comunicado de su portavoz, Ban Ki-moon “exhorta a las autoridades haitianas y a los actores políticos a resolver los asuntos pendientes y asegurar que el proceso electoral pueda llevarse a cabo, lo antes posible, de manera transparente, inclusiva y fiable”.
Este mensaje llega dos días después de la publicación del informe de la comisión independiente de evaluación electoral que concluyó que la segunda vuelta de las elecciones legislativas y la primera de las presidenciales del 25 de octubre fueron “mancilladas por irregularidades”, tal cual lo denuncia la oposición desde el día en que se oficiaron los comicios.
En la primera vuelta de la elección presidencial, el candidato oficialista Jovenel Moise recibió 32,76% de los votos, mientras que el opositor Jude Celestin recibió 25,29%.
La oposición haitiana no para de denunciar que hubo fraude electoral a favor de Moise, desde que se publicaron los resultados en noviembre.
A raíz de esto, el consejo electoral provisorio decidió aplazar sin fecha la segunda vuelta de las elecciones presidenciales y las legislativas parciales, que originalmente estaban previstas para el 27 de diciembre.
La falta de nuevas fechas electorales preocupa al secretario general de la ONU, ya que hace un año que Haití no tiene un parlamento funcional.
La ONU “resalta la importancia de inaugurar la nueva legislatura dentro de los plazos fijados por la Constitución”, pero si las elecciones no se celebran a tiempo el nuevo período parlamentario previsto para el 11 de enero debería iniciarse sin que se puedan llenar todos los escaños.
El retraso de los comicios también obstaculiza el traspaso de mando entre el presidente Michel Martelly y su sucesor, previsto para el 7 de febrero.
Desde finales de la dictadura de los Duvalier en 1986, Haití vive una crisis democrática marcada por golpes de Estado y elecciones impugnadas que minaron el desarrollo económico del país más pobre de las Américas y marcado por devastador terremoto en enero de 2010, que dejó más de 200.000 muertos y destruyó buena parte de la infraestructura del país.