PUERTO PRÍNCIPE. La decisión de posponer la segunda vuelta presidencial en Haití podría ayudar a que el principal candidato a las elecciones pueda superar uno de sus mayores debilidades: la mayoría de los votantes no saben quién es él.
En las últimas semanas, la televisión y la radio haitiana han estado plagadas de publicidad política de Jovenel Moise, quién, además, ha celebrado mítines y reuniones a lo largo y ancho del país. Los usuarios de las redes sociales han sido bombardeados con anuncios de su campaña y con imágenes del candidato, que aparece trabajando en una empresa exportadora de banano o decorando su árbol de Navidad junto a su familia.
Sin embargo, pocos sienten que conocen a este recién llegado a la política, un hombre de negocios que nunca se había postulado a un cargo de elección popular hasta que fue elegido a dedo por el presidente saliente, Michel Martelly, como candidato presidencial.
Por esa razón, muchos haitianos se sorprendieron de que Moise terminara entre los candidatos punteros de 54 más que se disputaban el paso a la segunda vuelta presidencial. Rápidamente, los opositores denunciaron fraude perpetrado por el Consejo Electoral de Haití y la maquinaria política de Martelly. Lo mismo hicieron una variada gama de grupos que defienden derechos y observadores electorales locales.
“Parece que casi nadie sabía quién era Jovenel hasta que, de repente, él era el principal candidato en Haití”, dijo la estudiante universitaria Samantha Nesley Jean Louis debajo de una valla publicitaria de Moise en Puerto Príncipe, donde muchos de sus carteles han sido derribados por simpatizantes de la oposición.
Esta semana, el Consejo Electoral provisional de Haití aplazó la segunda vuelta presidencial hasta el 27 de diciembre para permitir que una comisión de cinco personas investigue las acusaciones de votaciones múltiples y manipulación electoral. También debe hacer recomendaciones que ayuden a salvaguardar la pulcritud de la segunda y final ronda electoral que elige al primer mandatario del país.
Existe la posibilidad de que Moise resulte eliminado después de la investigación de la comisión. Si no, este tiempo extra le puede dar la oportunidad de responder a preocupaciones acerca de su candidatura en un país profundamente dividido.
Los críticos ven su rápido ascenso a la fama con sospecha al sugerir que Martelly está tratando de mantener una mano en el gobierno después de que termine su mandato y utilizar a Moise como su representante. Las caricaturas del periódico más grande de Haití dibujan al candidato con pañales y chupete para retratar el que es un novato en la política.
Moise, que ha descrito su ascenso político como un “fenómeno”, tiene en su página de Twitter una foto suya con el presidente Martelly, quien lo ha apoyado vigorosamente en mítines políticos. Su campaña se negó a concederle una entrevista a The Associated Press en reiteradas ocasiones.
Martelly ha desestimado las acusaciones de que lo que busca es mover los hilos del poder detrás del trono cuando deje su cargo el próximo siete de febrero.
“Estoy seguro de que como presidente, él que va a tomar la iniciativa y las decisiones con base en su criterio”, dijo Martelly en una entrevista esta semana con The Associated Press. Dijo que Moise es el “candidato perfecto” para Haití.
“Él es el modelo que necesitamos para el nuevo Haití. (Él tiene) el espíritu emprendedor que necesitamos para nuestra juventud, la nueva dinámica que necesitamos para nuestra economía”, dijo el Presidente.
Al escoger a Moise, Martelly se salió del pesado mundo político y de intrigas tan común de Haití. Antes de que iniciara la campaña electoral se esperaba que el ex primer ministro, Laurent Lamothe, fuera el candidato del partido oficialista, Tet Kale, pero fue descalificado.
Moise, de 47 años, puede ser un novato en la política pero no es un desconocido en el mundo de los negocios de su país. Fue Secretario General de la Cámara de Comercio del noreste de Haití. Su primer emprendimiento fue una compañía de repuestos para automóviles en Port-de-Paix. También creo una empresa de distribución de agua potable y un proyecto para llevar energía renovable a varios pueblos.
En 2014 creo una compañía de banano llamada Agritrans en asociación con el gobierno estatal en una finca de unas mil hectáreas (2.470 acres) al noreste de Haití, con un préstamo de seis millones de dólares aprobados por el gobierno de Martelly. Con orgullo se refiere a sí mismo por su apodo de campaña “Neg Bannann” u hombre banana en haitiano criollo.
Si Moise gana las elecciones, es casi seguro que su legitimidad como presidente va a ser impugnada por facciones de la oposición y otros sectores que han condenado el proceso electoral.
Pero también es fácil encontrar a ciudadanos haitianos que les gusta el mensaje de Moise de ser autosuficientes en un país que depende del extranjero para casi todo.
Un grupo de hombres en un barrio pobre de Puerto Príncipe dijo que respaldaban a Moise porque pensaban que él y Tet Kale ofrecían la mejor alternativa para la economía del país.
“La vieja clase política sólo le enseña a los jóvenes a quemar llantas”, dijo el mecánico Joel Chicot, en referencia a una táctica que se usa frecuentemente en las protestas. “Tet Kale ha hecho buenos cambios para nuestro país y Jovenel es nuestro hombre”. Tras decir esto, varios de sus amigos comenzaron a cantar en coro: “Neg Bannann”.
Peter Hakim, presidente emérito del Diálogo Interamericano, organización que hace estudios sobre Latinoamérica con sede en Washington, preguntó recientemente por qué la OEA y Estados Unidos, que contribuyó con más de 30 millones de dólares para que se hicieran las elecciones este año, no han emitido opinión alguna sobre las acusaciones de fraude electoral en Haití, y que generaron un clima de tensión política en las últimas semanas.
A principios de noviembre, la OEA dijo que los resultados preliminares mostraban que Moise, con cerca del 33% de los votos, concordaban con los conteos de sus observadores electorales. Pero ha guardado silencio desde entonces.
“Con honestidad, no tengo ni idea de si Moise ganó la primera vuelta, o no. Lo que está claro es que muchos haitianos, quizá la mayoría, no se lo creyeron”, dijo Hakim.
Eduardo Gamarra, profesor de Ciencia Política de la Florida International University en Miami, y que ha hecho varias encuestas en Haití desde 2012, cree Moise es legítimamente el candidato que lleva la delantera.
Gamarra, quien fue asesor de Lamothe, pero que ahora no tiene relación alguna con el gobierno, dijo que las acusaciones de fraude se derivan más de las ineficacias del proceso de votación y de la ineptitud del Consejo Electoral.
“La realidad es que Haití es extraordinariamente ineficiente cuando realiza elecciones”, dijo Gamarra.