WASHINGTON. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, reiteró este lunes que está “muy interesado” en visitar Cuba el próximo año, pero únicamente si las condiciones son apropiadas y si se verifican “progresos” en la vida política cubana.
“Estoy muy interesado en ir a Cuba, pero creo que las condiciones tendrían que ser las correctas. Le he dicho al gobierno cubano que si podemos decir que ha habido progresos en las libertades de los cubanos, me gustaría que mi visita sirva para destacar esos avances”, dijo Obama al sitio web Yahoo News.
En caso que no se puedan verificar los “progresos” que espera la Casa Blanca, entonces “no hay mucha razón para que yo vaya, porque no me interesa validar el status quo”, dijo el mandatario.
Obama afirmó que alimenta la “esperanza” de que “en algún momento del año que viene” la Casa Blanca pueda analizar la situación y considerar que “es el momento para arrojar luz” sobre los progresos alcanzados y “tal vez dar un impulso al gobierno cubano en otra dirección”.
En la entrevista, Obama sugirió que en general cuando realiza una visita a otro país, su presencia sirve para galvanizar movimientos políticos que la Casa Blanca considera de interés de la población local.
No se trata, dijo Obama, “solamente de una nueva mano de pintura en los edificios a lo largo de mi trayecto. Metafóricamente, creo que hay un interés de los gobiernos en ordenar las cosas”.
En la visión del presidente estadounidense, es lo que él mismo pudo ver en Birmania, donde pudo “dar un impulso a cambios subterráneos que estaban ocurriendo. Me gustaría ver algo parecido en Cuba, pero creo que tendremos que ver como evolucionan las cosas en los próximos meses”.
Washington y La Habana sorprendieron al mundo el 17 de diciembre del año pasado al anunciar simultáneamente el inicio de un proceso de reaproximación después de medio siglo de ruptura, y reabrieron sus respectivas embajadas en julio.
De acuerdo con Obama, la “buena noticia” es que la iniciativa de una proceso de normalización de las relaciones diplomáticas entre los viejos adversarios de la Guerra Fría tiene un “abrumador apoyo” tanto entre los cubanos como entre los estadounidenses.
Desde los anuncios de diciembre pasado, Obama ya ha dicho que no descarta realizar una visita a La Habana antes de pasar el mando a su sucesor, en enero de 2017.
Aunque la reaproximación a Cuba ha sido vista con evidente interés por parte de empresarios estadounidenses (en particular el sector agrícola y el de telecomunicaciones), el Congreso reaccionó con frialdad y desconfianza a la iniciativa, por considerar que el presidente ignoró al poder Legislativo.
El mayor obstáculo para una completa normalización de las relaciones bilaterales será el desmonte del enmarañado legal que da apoyo al embargo comercial y financiero estadounidense a Cuba, una tarea que por estar codificada en ley será tarea exclusiva del Congreso.
Pero los países han dado pasos en otras áreas: la semana pasada Washington y La Habana anunciaron la reanudación de envíos directos de correspondencia y encomiendas, que habían sido interrumpidos hace medio siglo.