Leonardo da Vinci saluda al visitante de Pekín con un chino sin acento: “Nihao”, buenos días, responde el interpelado, y pregunta confundido: “¿Es que hablas chino?”. “Sólo un poco”, responde el genio del Renacimiento italiano.
Da Vinci ha sido “resucitado” por un genio de los ordenadores japonés, esta vez como un androide, un robot con apariencia humana. La creación del profesor Minoru Asada es uno de los objetos que se pueden ver en la exposición mundial IREX en Tokio, la más grande de todo el mundo dedicada a los robots de todo tipo.
Japón, un país que adora a los robots, se esfuerza en esta feria en mostrar al mundo lo que pueden hacer para mejorar el futuro de los seres humanos.
Por ejemplo HSR, fabricado por Toyota, que tiene varias cámaras y sensores. Equipado con un brazo, recorre la casa y mediante comandos a través de una tablet se le puede decir que levante del suelo cosas que se hayan caído, que abra cajones o que alcance a la cama una botella de agua u otros objetos a una persona.
“En el futuro, el robot podrá ejecutar tareas de manera independiente, por sí mismo”, explica el portavoz de la empresa Hiromichi Nakashima. HSR está pensado para personas mayores y débiles, un grupo que es el que más tienen en la mira los fabricantes en Tokio. Porque no hay otro país industrializado que envejezca de manera tan rápida como Japón.
El profesor Kanya Tanaka, de la Universidad de Yamaguchi, desarrolló un robot que alimenta a personas mayores o enfermas. Pulsando el botón de un mouse o con una interfaz sensible a los movimientos de los ojos, la persona puede elegir entre las diferentes comidas que le ofrece el aparato, por ejemplo entre bocados de sushi.
Entonces se pone en marcha una cuchara de madera que de forma similar a una máquina expendedora escoge la comida y la coloca en una segunda cuchara situada más abajo, que a su vez lleva el alimento a la boca.
“Muchos robots pueden agarrar cosas, pero con alimentos blandos es complicado”, señala Tanaka sobre su invención simple y práctica a la vez.
El robot portátil “Exo-Muscle” es todo lo contrario, pues su objetivo es dotar al ser humano de una fuerza extraordinaria. También bautizado como “traje de músculos”, se lleva como si fuese una mochila y con ayuda de músculos artificiales inflados con aire a presión permite levantar sin esfuerzo objetos pesados, de hasta 22 o 30 kilos según el modelo. Y eso que el robot no pesa más de entre cuatro y 5.5 kilos.
Está pensado, por ejemplo, para enfermeros que tienen que alzar a personas enfermas de la cama, o también para agricultores o empresas de transporte.
Otras máquinas están diseñadas para recorrer lugares inaccesibles como, por ejemplo, las ruinas de la central nuclear de Fukushima, para limpiar gigantescas instalaciones de energía solar o para cosechar tomates y fresas.
Pero Japón no sería Japón si no hubiese además robots de entretenimiento simpáticos como el pequeño humanoide “Alpha1S” y “Alpha2”, de UBTECH Robotics. De forma similar a sus modelos humanos, bailan al ritmo de la música pop nipona.
Y como a los japoneses les encanta todo lo “kawaii” (mono, dulce), por supuesto tampoco faltan chicas robots que cantan y bailan. Para un occidental podrían resultar un poco ñoños, pero tienen su objetivo, como todos los demás.
“Es una forma de introducir los robots en las vidas de la gente”, explica el desarrollador británico Armando De La Rosa T, de la firma Shadow.
A diferencia de Occidente, donde mucha gente les tiene miedo a los robots, Japón está creando una “cultura” en la que los ciudadanos se acostumbran de manera juguetona y divertida al futuro en el que los robots serán muy importantes en vista del envejecimiento de la población, explica.
No sirve de nada tener el mejor robot si la gente no lo quiere usar, subraya. Su empresa desarrolla manos robóticas de gran sensibilidad. Los robots pueden ayudar a crear “un futuro mejor”, asegura.
¿Qué habría dicho Leonardo da Vinci al respecto? El profesor japonés Asada está seguro de la respuesta. “Habría construido un robot”.
Fuente: NatGeo / Traveler