Estados Unidos .- Si eres una de esas personas que meten los alimentos en el refrigerador sin pensar, y luego te olvidas de ellos, seguro que te has encontrado alguna vez con un tomate olvidado negro del moho.
Es una de las cosas que te pueden pasar si descuidas el estado de tu refrigerador, y se puede volver una fuente de bacterias de todo tipo si no lo evitas.
Aunque el frío de la nevera retrasa la aparición de estos microorganismos que te pueden arruinar la cena, no evitan su surgimiento.
Una cosa a tener en cuenta, que tratamos ya en otra nota, es que algunos alimentos no deben guardarse en el refrigerador.
Si necesitas refrescar cuáles son, lee: ¿Qué alimentos es mejor conservar fuera de la nevera?
Pero para los que sí queremos refigerar, he aquí algunos consejos para que duren más.
Lo primero que debes tener en cuenta es que hay que controlar bien la temperatura. Si la temperatura cambia o se rompe la cadena de frío, es posible que surjan los microbios.
La temperatura de la nevera no debe superar los 4 grados centígrados. En el caso de las verduras, las frutas y las hortalizas, la temperatura no debe bajar de 0 grados.
Hay que intentar que no pase mucho tiempo desde que compras los alimentos hasta que los metes en la nevera, sobre todo si son congelados, para no romper la cadena del frío.
Nunca hay que meter alimentos calientes en el frigorífico, ya que esto aumenta el consumo de energía porque el electrodoméstico necesita más potencia para mantener la temperatura.
Otra razón es que el alimento caliente puede aumentar la temperatura de los que están a su lado, lo cual hará que se estropeen antes.
No tapones las salidas de aire.
2. Coloca los alimentos donde corresponde
La zona más fría de la nevera es la parte baja, por lo que es allí donde se deben guardar alimentos delicados como el pescado y la carne, que necesitan más frío.
En los cajones debes poner las frutas y las verduras, cuya temperatura de conservación no debe bajar de 0 grados. Si las compraste en un paquete, sácalas de la bolsa porque en ella se humedecen y se estropean antes.
En la parte media, que suele tener una temperatura de 4 o 5 grados, van los alimentos que requieren menos frío, como los lácteos.
La parte de arriba de la nevera y la puerta son las menos frías y en las que menos varía en temperatura. Ahí debes poner los huevos o los alimentos envasados.
Fuente: BBC MUNDO