Es Chespirito, el fenómeno que creó Roberto Gómez Bolaños y uno de los personajes de comedia más conocidos del continente.
Y, también, el centro de un floreciente negocio que se mantiene de la popularidad de su creador.
A un año de la muerte del actor, fallecido un 28 de noviembre, la marca asociada con su nombre incluye, entre otros, una serie animada de televisión, juguetes, un videojuego, canciones, ropa, zapatos, mochilas y calendarios.
También, por supuesto, DVD con sus programas y películas así como las regalías por la retransmisión de los programas que Gómez Bolaños grabó en vida.
El centro de la empresa es el personaje de El Chavo, un travieso niño de 8 años que vive en una vecindad de Ciudad de México.
Pero la mercadotecnia incluye a otros como El Chapulín Colorado, Los Caquitos o El Doctor Chapatín, por ejemplo.
Fortuna
En 2012 la revista Forbes publicó que, desde el fin de la producción del programa en 1995, el grupo creado por Chespirito había obtenido ganancias por unos US$1.700 millones.
La muerte de Chespirito causó conmoción en América Latina.
Pero el hijo del comediante, Roberto Gómez Hernández, sostiene que la cifra no era real.
“Significaría las utilidades que todo Televisa (la empresa que transmitió los programas de Chespirito casi desde su inicio, en 1971) ha tenido en muchos años”, dijo en su momento. “Es imposible”.
Tras la muerte del actor algunos medios mexicanos señalaron que su patrimonio era de entre US$15 y US$50 millones.
Pero la realidad es que el monto del negocio que dejó Gómez Bolaños es un misterio.
Un vocero de Televisa le dijo a BBC Mundo que las cifras publicadas en los medios son “incorrectas”.
Sin embargo, no pudo precisar más detalles por falta de tiempo en el plazo para publicar esta historia. “Es necesario consultar con varias áreas de la empresa”.
BBC Mundo solicitó una entrevista con Roberto Gómez Hernández, responsable de Grupo Chespirito, pero no hubo respuesta.
Sagaz empresario
¿Cuál fue el secreto para lograr crear una empresa de esta magnitud?
La respuesta es que Chespirito fue, además de director y un popular comediante, un eficiente y sagaz hombre de negocios, coinciden especialistas.
Roberto Gómez Bolaños fue un “sagaz” empresario, dicen especialistas.
Primero logró crear un producto especial, con sus propias características que no tenía ningún otro programa de televisión.
Fueron elementos tan sencillos como el llanto de El Chavo del 8, o la forma como Don Ramón arrojaba al piso su gorra cada vez que recibía una cachetada.
Otro elemento fue la decisión de exportar el programa a otros países de América Latina.
Eso aumentó el número de televidentes, que en sus mejores momentos fue de hasta 91 millones de personas diarias, según la revista Forbes.
Pero el elemento más importante fue que muchas personas en México y Latinoamérica se identificaron con la vida en la vecindad de El Chavo.
Las historias de los personajes se parecían mucho a las que vivían las familias que veían los programas.
El consultor Carlos Flores destaca que eso creó un vínculo que garantizó fidelidad, algo parecido con los productos que más se comercializan.
“Como consumidores compramos de empresas o personas que comparten nuestros valores, historias que reflejan lo que somos nosotros”, señala en uno de sus programas.
Quico y La Chilindrina
Pero no sólo la estrategia comercial ayudó al negocio que representa la marca Chespirito.
Desde el inicio de sus programas Gómez Bolaños registró los personajes que había creado.
Los personajes creados por Chespirito todavía son muy populares.
Esto provocó algunos problemas con sus compañeros.
Primero fue con Carlos Villagrán, quien interpretaba a Quico, un niño presuntuoso de la vecindad con quien El Chavo solía tener algunas peleas.
El pleito se llevó a la vida real cuando Villagrán se separó del programa y legalmente no pudo caracterizar al niño en México.
El actor hizo su propia carrera en Sudamérica con el mismo personaje, al que rebautizó como “Kiko”.
Pero el mayor problema fue con María Antonieta de las Nieves, La Chilindrina, quien entabló un largo juicio por los derechos del personaje.
Al final hubo una especie de arreglo, le dijo la actriz a BBC Mundo, pues ella puede interpretar a la traviesa niña sin pagar regalías.
Pero tuvo un costo: La Chilindrina no aparece en la serie de El Chavo Animado, como sí ocurre con el resto de los personajes.
Problemas de familia
No todos, sin embargo, parecen estar contentos con el éxito del negocio, le dice a BBC Mundo la periodista Victoria Tapia, especialista en el tema de espectáculos en México.
Aparentemente los problemas surgen por las instrucciones que Gómez Bolaños dejo sobre su patrimonio.
El Chavo del 8 es el personaje central en el negocio de la marca Chespirito
“Para proteger a la mujer de su vida (su última esposa, Florinda Meza) le dejó propiedades y cuentas bancarias“, explica la periodista.
“Las regalías de la serie animada son para sus hijos, pero esta decisión no le gustó a la actriz quien está dispuesta a reclamar por la vía legal”.
También se mantiene el distanciamiento con María Antonieta de las Nieves, quien ha dicho que no fue invitada a la ceremonia luctuosa por el primer aniversario de la muerte de Chespirito.
“Florinda Meza sigue sin hacer las paces con ella”, afirma la periodista.
Mientras, el negocio creado por Roberto Gómez Bolaños sigue su camino.
Este año se estrenó la serie animada de El Chapulín Colorado, uno de los personajes que más satisfacciones dio a Chespirito.
Fuente: BBC Mundo