Escasez de sexo y de esperma, y exceso de abortos socavan fertilidad en China

Existen escasas señales de que las mujeres en edad fértil planean seguir el nuevo decreto de fertilidad. Demasiados abortos, muy poco sexo y muy pocos espermatozoides: ni siquiera Beijing puede producir una explosión de natalidad hasta que no comprenda los hechos básicos.

Los gobiernos autoritarios pueden lograr muchas cosas por decreto, pero ‘hacer bebés’ no es una de ellas. Parece que China sufre de una escasez de ese ingrediente biológico esencial para alimentar la siguiente fase del milagro económico de China continental: los espermatozoides para fertilizar los embriones de los futuros trabajadores.

Existe también una escasez de sexo: una reciente encuesta reveló que los trabajadores de cuello blanco chinos trabajan de una manera esclavizante durante tantas horas en la oficina que la mitad de los encuestados dijeron que tenían relaciones sexuales menos de una vez al mes. O tal vez tenga algo que ver con el hecho de que una gran proporción de los individuos de veintitantos años siguen viviendo con sus madres (y en muchos casos con sus abuelas) en estrechos apartamentos urbanos. Con seguridad eso funciona mejor que el mejor de los anticonceptivos.

Sin embargo, la actividad sexual entre los notoriamente agobiados estudiantes de secundaria en China parece estar en aumento, a medida que China continental se toma una década para recrear una revolución sexual que tomó medio siglo en el Occidente. Pero el resultado ha sido un aumento alarmante en la tasa de embarazos en adolescentes: los medios estatales reportan que los abortos entre las jóvenes menores de 16 años están aumentando en alrededor de un 30 por ciento anual.

Las estadísticas gubernamentales muestran que China tiene 13 millones de abortos anualmente; y éstas son sólo las cifras provenientes de instalaciones oficialmente registradas. Más de la mitad de estos abortos son de mujeres menores de 25 años.

Nada de lo anteriormente mencionado va a hacer mucho en pro de la revolución de la tasa de natalidad que Beijing esperaba provocar con el anuncio el mes pasado de que todos los chinos ahora contaban con el permiso oficial para tener dos bebés (un permiso que, de todas formas, la mayoría de ellos ya tenía).

Existen escasas señales de que las mujeres en edad fértil planean seguir el nuevo decreto de fertilidad: la creciente prosperidad, urbanización y el alto costo en términos de tiempo y dinero de tener hijos hacen que muchas parejas en China continental estén reacias a tener dos bebés, e incluso uno.

Los bancos de esperma se están preparando de todos modos, pero tienen un problema: numerosos chinos no están “calificados” para lograr la reproducción, ya sea por el impacto en sus órganos ocasionado por la contaminación resultante de los milagros económicos del pasado, o por el exceso de trabajo y cuestiones como el tabaquismo.

El esperma de buena calidad es tan escaso que un hospital de Shanghái recientemente publicó un anuncio en los medios sociales que ofrecía suficiente dinero para comprar el último iPhone a cambio de 17 ml del líquido seminal (los cuales, al parecer, le toman al hombre promedio tres visitas durante tres meses para lograrlos). “Ya no es popular vender tu riñón para tener un iPhone, pero ahora tú puedes fácilmente obtener uno sin tener que vender tu riñón”, declaraba un anuncio publicado en la cuenta oficial de WeChat del banco de esperma del Hospital Shanghái Renji, el cual también mostraba una imagen de un iPhone en un color rosa. “El banco de esperma de Shanghái te ayudará a ser el dueño de un iPhone 6s”, continuaba declarando.

No es sólo este tipo de anuncio que está en auge: la revolución sexual de la década pasada ha generado una explosión de anuncios controversiales que ofrecen ‘productos’ como el aborto. El color rosa parece ser el desafortunado tono elegido para estos anuncios también: muchos de los anuncios muestran a mujeres jóvenes retozando alegremente, supuestamente encantadas con los planes de pago y descuentos para estudiantes que ofrecen algunas clínicas de aborto.

“Un pago inicial tan bajo como un 30 por ciento”, declaraba uno de los anuncios, el cual, al igual que muchos de ellos, fue posteriormente retirado. Un anuncio utilizó un famoso cordero animado chino, Xi Yang Yang, el cual es popular entre los niños, en una animación para promover el aborto. Ese anuncio también fue eliminado.

En Shanghái, numerosas adolescentes embarazadas recurren al Hospital 411 del Ejército Popular de Liberación. En el quinto piso, en la clínica reproductiva del hospital, a la vuelta de la exhibición de gigantes tumores ováricos en frascos de vidrio, se encuentra un cartel con los precios de los abortos: Rmb260-Rmb420 (US$40-US$65), dependiendo de la complejidad.

Algunas de las jóvenes que acuden a la clínica tienen sólo 13 ó 14 años, y apenas han comenzado a menstruar, declararon miembros del personal que culpan a la deficiente educación sexual en las escuelas. Durante la última década, la línea de asistencia para casos de aborto del hospital ha recibido más de 50,000 llamadas.

Bienvenido al mundo moderno, China: procrearse, como puede atestiguar el mundo occidental, es un asunto muy complejo.

Patti Waldmeir (c) 2015 The Financial Times Ltd. All rights reserved

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