Una pregunta para los señores: ¿se tomarían una pastilla anticonceptiva masculina elaborada con veneno de escorpión, araña o serpiente?
Si su respuesta es “ni loco”, a los investigadores mexicanos les gustaría que reconsideraran su posición. Ellos creen que las sustancias en el veneno de tales criaturas podrían bloquear las proteínas — las cuales actúan como “puertas” — en las membranas de las células espermáticas de manera tal que detuvieran la fertilización de los óvulos.
De hecho, una píldora de veneno suena definitivamente más apetecible cuando se le compara con algunas de las opciones más desagradables que actualmente están en desarrollo o en período de prueba. Estas opciones incluyen un gel de polímero que se inyecta en el escroto y que promete una anticoncepción de larga duración que es “probable” que sea más reversible que una vasectomía.
Es apropiado que la búsqueda de un anticonceptivo masculino se realice en el país donde fue descubierto el principio activo de la pastilla anticonceptiva femenina. Carl Djerassi — el químico conocido como el padre de la píldora anticonceptiva — logró su mayor descubrimiento en México, trabajando con un pequeño equipo a principios de los años 1950, al descubrir la noretindrona, la hormona sintética que hace que la píldora sea efectiva al imitar los efectos del embarazo.
En la actualidad, Alberto Darszon, Arturo Picones y Arturo Hernández, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), están convencidos de que la naturaleza única de las proteínas en las membranas de las células espermáticas — conocidas como canales iónicos — hace que no haya interrupciones en el funcionamiento del resto de las células. En resumen: no ocasionaría efectos secundarios.
Debido a que esta estrategia funcionaría sólo cuando esas “puertas” de las células se bloquean, también sería totalmente reversible. Eso puede hacer que sea más fácil de tragar algo elaborado con el veneno de animales.
“Si se ha demostrado que es una opción segura, yo me la tomaría”, dijo Fernando González, un chofer de 53 años de edad. “Tenemos una gran población; ya somos un montón de mexicanos”.
Otros insistieron en que el veneno era inaceptable. “Si es tóxico, yo no me atrevería”, declaró Pedro Juárez, de 60 años de edad.
Las mujeres también están divididas con respecto a sus ventajas. “Yo me alegraría”, confirmó Rocío Negrete, quien trabaja en el campo de la mercadotecnia. “Y además es natural”, agregó.
Pero Flor Martino, una actriz de 26 años, tiene sus dudas. “Una mujer inteligente no va a confiar en un hombre que haya tenido que recordar tomarse una pastilla”, declaró ella.
El Dr. Picones, un biólogo que trabajó durante 13 años en la industria farmacéutica estadounidense, sin embargo está contando con que las mujeres les “vendan la idea” a sus parejas. Esto pudiera ser difícil en un país donde el gobierno organiza talleres sobre la “masculinidad alternativa” para educar a los hombres machistas acerca de por qué no es aceptable golpear a sus esposas; y donde la tasa de embarazo en la adolescencia es, con un amplio margen, la más alta en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
La investigación se encuentra todavía en sus comienzos. El Dr. Darszon, un delgado académico con una frondosa y larga barba, es una autoridad en materia de espermatozoides y ha estado estudiando los canales iónicos durante 30 años. Pero el proyecto de investigación del anticonceptivo masculino solamente ha estado llevándose a cabo durante dos años, en colaboración con la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Ciudad de México, la cual proporcionó 20 millones de pesos (US$1.2 millones) en fondos, inicialmente por un período de tres años.
Los científicos, basados en el Instituto de Fisiología Celular y en el Instituto de Biotecnología (IBT) de la UNAM, utilizaron la mayor parte de los fondos para comprar un robot especial, el único de su tipo en Latinoamérica, declaró el Dr. Darszon. El robot utiliza células hepáticas humanas, células de hámsteres, y esperma de ratas y donantes estudiantiles pagados para probar si el veneno puede inhibir los canales iónicos.
El equipo está experimentando gradualmente con las 900 toxinas de todo el mundo incluidas en el catálogo del IBT para ver si alguna surte efecto sobre los dos canales espermáticos que tienen las funciones precisas necesarias para que ocurra la fertilización. Los científicos han examinado cerca de 150 toxinas hasta el momento.
Aunque otros investigadores también están concentrándose en el estudio de los canales iónicos, México tiene el extenso catálogo de venenos y muchos de los animales. “No me atrevería a decir que somos los únicos que utilizamos toxinas. Pero en la literatura científica, no ha habido ningún estudio sobre las toxinas”, aseguró el Dr. Darszon.
Arlet Loza, encargada de examinar las muestras, ha trabajado hasta el momento con veneno de tarántula, escorpión y serpiente de coral. “Tenemos siete u ocho candidatos”, aseguró ella. “Pero todavía no podemos decir ‘sí, funcionan’”.
“Estamos buscando una aguja en un pajar”, agregó el Dr. Hernández. “Todavía no hemos visto ni el menor rastro de ella. Pero estamos seguros de que encontraremos algunas agujas en el camino. Creemos que la madre naturaleza es sabia”.
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