La disminución de la fuerza laboral induce la reforma de regulaciones que ya cuentan con varias décadas
China ha decidido eliminar su política de hijo único, uno de los experimentos sociales más draconianos en la historia moderna, la cual ha causado críticas en el extranjero y resentimiento en el país durante décadas.
Xinhua, la agencia de noticias estatal, envió un mensaje de Twitter de una línea el jueves por la noche en el que indicaba que todas las parejas podrían tener dos hijos, más de tres décadas después de que Beijing adoptara esta política que limitaba a casi toda la población del país a tener un sólo hijo.
El mensaje de Twitter no expresaba un margen de tiempo ni otros detalles, pero indicaba que el anuncio acerca de la política provenía del pleno anual de cuatro días del Comité Central del Partido Comunista de China.
Beijing se ha visto bajo crecientes presiones domésticas para eliminar la política de hijo único porque ha exacerbado el envejecimiento de la sociedad china y provocado una escasez de trabajadores en momentos en que China está atravesando una desaceleración económica.
Sin embargo, expertos demográficos advirtieron que el cambio probablemente no tenga un gran impacto sobre el tamaño de la población, puesto que otros recientes ajustes a dicha política, también con la intención de aumentar la tasa de natalidad, han fracasado en lograr un aumento de la natalidad.
La controversial política, introducida en 1979 cuando el Partido Comunista temía que se descontrolara el crecimiento de la población, se ha plagado de tantas excepciones en años recientes que muchos demógrafos ya consideran que no es apropiado llamarla ‘política de hijo único’.
Hace dos años, Beijing relajó la política para permitir que cualquier pareja en la que uno de los padres fuera hijo único tuviera dos hijos.
Previamente, a las parejas en que ambos eran hijos únicos se les permitía tener dos hijos, y en la mayoría de las áreas rurales, si el primer hijo era niña o discapacitado, a los padres se les permitía tener un segundo hijo para tratar de lograr un niño varón o sano.
A las minorías étnicas también se les permitía tener más hijos.
Beijing había dicho que esperaba que nacieran 1 millón de bebés como resultado de la relajación de la política en el año 2013, pero cifras recientes indican que se ha alcanzado menos de la mitad de ese número.
Wang Feng, uno de los principales demógrafos expertos en el impacto de la política de hijo único, dijo que la política no era necesaria porque la mayor disminución de la fertilidad en China ocurrió realmente la década antes de que la política fuera instaurada, como resultado de la creciente prosperidad, restricciones sobre la edad mínima requerida para el matrimonio y el espaciamiento entre nacimientos.
En la década antes de que se instaurara la política de hijo único, la tasa de fertilidad había disminuido en más de la mitad, de 5.8 en 1970 a 2.8 en 1979.
El estado aún limitará los derechos reproductivos de las parejas chinas, puesto que aún necesitan solicitar un permiso antes de tener un hijo.
Pero el más reciente cambio en la política expandirá el número de parejas chinas que pueden solicitar el permiso para un segundo hijo, aunque muchas pudieran no hacerlo, según los demógrafos.
La aplicación de la política de hijo único ha seguido siendo severa en muchas áreas rurales, y muchas mujeres chinas han experimentado exámenes de embarazo obligatorios, esterilizaciones forzadas, e incluso abortos forzados.
Las multas por tener exceso de hijos iban desde tres hasta diez veces el ingreso anual familiar, y variaban mucho según las regiones.
Habitantes de pueblos de dos provincias visitadas por el Financial Times este mes dijeron que la ejecución de la planeación familiar se había vuelto más estricta a pesar de los anuncios del relajamiento a nivel nacional.
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