San Francisco (EE.UU.) .- Un restaurante de quinoa en sí de quinoa, no dispondra de moszos la verdadera los clientes ordenan, pagan y reciben su comida sin interactuar con ninguna persona.
Eatsa, el primer local de una compañía con ambiciones nacionales en Estados Unidos, está casi totalmente automatizado. No hay mozos y ni siquiera alguien que tome el pedido detrás del mostrador. De hecho, no hay mostrador. Hay personas que nadie ve encargadas de preparar los alimentos, pero también hay planes para automatizar ese proceso si resulta menos costoso que contratar personal.
Para los optimistas, ésta es una forma de lograr que las visitas a los restaurantes sean más eficientes y menos costosas. Para los pesimistas, es el ejemplo más reciente de cómo las máquinas le roban el empleo a las personas. En todo caso, es el paraíso para los misántropos o para aquellos que tienen demasiada prisa para conversar con el mozo.
“Yo no lo llamaría restaurante”, afirma David Friedberg, empresario de software que fundó Eatsa. “Es más bien un sistema de adquisición de comida.”
Recientemente estaba en una fila revisando un monitor con el menú: ocho bowls de quinoa, cada uno a $ 6,95 dólares (bowl con burrito, con bento, remolacha balsámica). Después me acerqué a una iPad donde hice mi pedido, lo personalicé y lo pagué. Mi nombre, tomado de mi tarjeta de crédito, apareció en otra pantalla. Cuando mi comida estuvo lista, apareció un número junto a mi nombre.
Ese número correspondía al cubículo donde pronto aparecería mi comida. Los cubículos están detrás de pantallas transparentes de LCD que se vuelven negras cuando depositan la comida, de modo que no se ve ninguna señal de participación humana. Con dos golpecitos del dedo, el cubículo se abrió y ahí estaba mi comida esperándome.
Yo no lo llamaría restaurante. Es más bien un sistema de adquisición de comida.
David Friedberg, fundador de Eatsa.
Tradicionalmente los restaurantes, en particular los de comida rápida, han sido un lugar donde pueden encontrar empleo trabajadores no calificados. A la mayoría de esos trabajadores no se les paga mucho, aunque en San Francisco, los empleadores de cierto tamaño deben pagar prestaciones médicas y a partir del 2018, un salario mínimo de 15 dólares la hora.
Friedberg dice que ésa no es la razón por la cual su equipo decidió automatizar tantas funciones. “La tecnología nos permite replantear la forma de obtener nuestros alimentos”, indicó.
Fuente: Lanacion.com