Una mezcla de diagnósticos erróneos y tardíos, la falta de suministro de agua para consumo humano, la sequía y la pobreza disparan los casos de dengue en el país, que en lo que va de año ha llevado el luto a 73 familias.
El brote cubre a 24 provincias, y mantiene en “jaque” a las autoridades del Ministerio de Salud Pública que arreciaron las acciones de prevención y control, cuando las muertes sumaban 49 y los casos empezaron a superar los del 2014.
La mayoría de las víctimas son niños que, de acuerdo con los resultados de varias auditorías, fueron llevados en más de una ocasión a un centro asistencial antes de que se les confirmara la enfermedad.
Las cosas se han salido un poco de las manos con relación al dengue, reconoce la presidenta de la Sociedad Dominicana de Pediatría, Sandra Orsini.
Un informe epidemiológico de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), que abarca hasta el 18 de septiembre de 2015, refleja que entre 14 países de la región de las Américas, República Dominicana tiene el mayor número de fallecimientos, y es el quinto con la menor cantidad de casos probables notificados.
Los demás países que se le acercan son Colombia, con 50 muertes, y Perú con 48, sólo que en el primer caso el número de afectados asciende a 62, 802 y en el segundo a 35,765.
Para la presidenta de la Sociedad de Pediatría, la alta mortalidad que tiene el país en comparación con el número de casos que reflejan otras naciones, obedece a que tienen un sistema y un personal de salud capacitado, competente y comprometido con trabajar apegado a las reglas.
No obstante, Orsini dice que no se le puede atribuir las muertes sólo al personal de salud, porque se trata de un problema multifactorial.
En su repartición de culpabilidad, Orsini dijo que la comunidad tiene su cuota de responsabilidad, porque no va a los centros de salud de manera oportuna, y no asume las medidas de prevención en su entorno; el Estado, porque debe comprometerse a controlar el vector, tiene la responsabilidad de abastecer los centros de salud con equipos e insumos y capacitación a la ciudadanía.
“Y hay una responsabilidad de los médicos en brindar atención apegados de las guías de tratamiento”, señaló.
El boletín epidemiológico correspondiente a la semana número 37 registra 6, 266 casos probables de la enfermedad, 1,683 afectados más que 2014, para igual período. La letalidad acumulada es de 1.2%.
Indica que hay hospitales del interior del país que sólo disponen de cinco camas para pacientes pediátricos con dengue, otros no disponen de equipos para tomar la presión arterial a un niño, ni una bomba de infusión para manejo del líquido de los pacientes, lo que refleja que se puede tener el conocimiento, pero faltan las herramientas para completar el trabajo.
Para el director del hospital infantil Robert Reid Cabral, José Miguel Ferreras, lo fundamental es que desde que un paciente presente fiebre, la familia lo lleve al centro de salud y los médicos lo vigilen, para que, en caso de tener dengue, no se agrave su situación.
En ese hospital se ingresa un promedio diario de 10 niños con sospecha de la enfermedad. En lo que va de año registra 1,040 internamientos y 20 defunciones.
Ferreras dice que los médicos deben concentrarse en sus pacientes.