La ayuda de su entorno le puede servir para impulsar su negocio, pero antes debe cerrar un acuerdo en el que se fijen las condiciones.
A menudo, los empresarios recurren a prestamistas que cuentan con varios puntos débiles: ofrecen condiciones flexibles y ponen tipos de interés de ensueño. Es el banco de papá y mamá. Sin una trayectoria consolidada, muchos negocios tienen problemas para conseguir un crédito a través de un banco, de un fondo de inversión o de business angels. Así que después de utilizar sus ahorros, los fundadores suelen acudir a los inversores informales que, por lo general, son la familia y los amigos.
Estos acuerdos combinan los mejores deseos, con una actitud permisiva (págame cuando puedas) y pocas posibilidades de retorno. Ésa podría ser la visión más realista de este tipo de financiación. En muchos casos es aconsejable no formalizar el préstamo, ya que hacerlo podría aumentar las expectativas de su reembolso total.
La mayoría de la gente opta por un acuerdo en el que, por ejemplo, el pago sólo comienza cuando la empresa tiene un flujo de caja razonable y puede afrontar la deuda -una situación a la que muchas compañías no llegan hasta que cumplen unos tres años-. Así, esta decisión no plantea un retorno inmediato. Sin embargo, esta flexibilidad puede generar problemas y confusiones más adelante. Por eso, algunos expertos recomiendan que quede por escrito en qué va a consistir el acuerdo, si va a ser un préstamo, un regalo o una inversión. Los términos del contrato necesitan mucha atención. No fijar los intereses o los plazos del reembolso puede acarrear sanciones.
Algunos servicios online, como Prosper y Virgin Money, una unidad de la multinacional Virgin Group, se ofrecen para estructurar los contratos entre prestamistas y prestatarios individuales, que suelen ser familiares o amigos. Para los créditos más pequeños, Virgin Money, por ejemplo, proporciona documentación y un calendario de pagos. Para los préstamos mayores ofrece servicios como el envío de recordatorios de pago y elaboran informes anuales. Para las cantidades más grandes se da un plan más formal que incluye el establecimiento de transferencias electrónicas, envío de notas de aviso por email y facilita el acceso a las cuentas a través de Internet. También manda los resúmenes de cada año tanto al prestatario como al prestamista.
Además, los acuerdos son flexibles y ofrecen, por lo general, plazos de devolución largos y tasas de interés favorables para el dueño del negocio.
Algunos de estos planificadores han notado que las familias suelen proporcionar su dinero como un regalo anual, por lo que los impuestos son bajos. Como consecuencia, la preocupación de los prestamistas tradicionales suele aumentar, ya que tienden a pensar que estos favores perjudican al volumen de créditos que conceden. Por otra parte, algunos familiares pueden llegar a creer que por el hecho de conceder un préstamo pueden intervenir o participar en el negocio. En estos casos, la documentación y el acuerdo firmado pueden explicar estas cuestiones y así evitar las confusiones.
Fuente: Expansión.com