1. Truco casero
Una opción muy popular y sencilla es la de reforzar el cable con un resorte de bolígrafo.
Este es un truco muy simple y barato.
Esto se hace enrollando el resorte alrededor de los extremos del cable.
De esta manera evita que el cable de doble y en consecuencia se pele o se afecte por su uso continuo.
Si no tiene un alambre puede utilizar un popote, sorbeto, pitillo o pajita, que se coloca en el extremo y se funde con un encendedor dando una capa extra de protección.
También valdrían una hoja de papel y cinta adhesiva.
Se corta un pedazo de papel, se coloca en el extremo y se pega con la cinta.
2. Cable reforzado
Si no quiere reforzar su cable de forma rudimentaria puede comprar uno ya reforzado.
Estos cables vienen con algún tipo de envoltura alrededor que evita que se retuerza y, finalmente, se rompa.
3. Enrollar el cable corréctamente
La mayoría de las veces, los cables se dañan debido a que el usuario no los envuelve correctamente.
Una práctica muy común es doblarlo y amarrarlo con su propio extremo para guardarlo.
Esto no es recomendable ya que sus componentes se pueden ver afectados ante la presión a la que se someten cuando se sujetan y doblan en forma de círculos u óvalos tensionados.
Lo mejor en este caso es hacer los círculos pero sin ejercer la más mínima tensión en ellos.
4. No estirarlo
Otro de los momentos donde más se exponen los cables es cuando están conectados ya que se tiende a mover el dispositivo tensionando el cable por ambos extremos.
Esto ocasiona un daño en la parte del cable que está más cercana a la pieza que se conecta al toma corriente.
Por eso es importante evitar extender el cable al máximo y no ponerlo sobre una zona de paso, ya que una persona al caminar puede golpearlo y de un tirón causarle un daño.