Por: EFE. Septiembre 21/09/2015
Los casos de malaria cayeron en el mundo un 37 por ciento durante los últimos tres lustros y en el mismo periodo la mortalidad por paludismo se redujo en un 60 por ciento, con lo que se ha cumplido el Objetivo del Milenio de poder revertir la tendencia al alza de la enfermedad en 2015.
Así lo revela este jueves un informe conjunto de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de Unicef que indica que con esta reducción de casos durante los últimos quince años se ha evitado la muerte de más de seis millones de personas.
Los Objetivos del Milenio fueron metas de desarrollo socioeconómico establecidas por la ONU para cumplirse en el año 2015.
Nuevos enfoques, estrategias, herramientas, fármacos y fondos para implementar programas de lucha contra el paludismo, al que está expuesto la mitad de la población mundial, han logrado estas reducciones de incidencia y mortalidad de gran envergadura en los últimos tres lustros.
En 2014, 13 países no registraron casos de la enfermedad, y seis naciones contabilizaron menos de una decena de enfermos. La caída más rápida se detectó en el Cáucaso y en Asia Central.
En general, dos tercios de las muertes relacionadas con la malaria las sufren los niños menores de cinco años.
Entre el año 2000 y 2015 el número de muertes de niños de menos de cinco años cayó un 65 %, lo que representan 5,9 millones de vidas salvadas, destaca el texto.
A pesar de estos avances, en el mundo sigue habiendo 3.200 millones de personas en riesgo de contraer la malaria, 1.200 de ellos en alto riesgo.
Se estima que en 2015 unos 214 millones de personas contrajeron la enfermedad y de ellas, 438.000 murieron. Quince países, la mayoría en África subsahariana, asumieron el 80 por ciento de los casos y el 78 por ciento de las muertes.
En mayo pasado, la OMS lanzó la estrategia mundial contra la malaria 2016-2030, busca conseguir una reducción del 40 % de la incidencia en 2020, y de un 90 % en 2030.
Asimismo, se espera que en quince años 35 países hayan eliminado totalmente la enfermedad. Para ello son necesarios 8.700 millones de dólares por año, exactamente el triple de lo que se tiene hoy.
Se ha demostrado que la herramienta más efectiva para luchar contra el paludismo son las mosquiteras impregnadas con insecticida, dado que se estima que este método ha prevenido la infección en un 68 por ciento de los casos.
El tratamiento con Artemisin evitó un 22% de las muertes, y el uso de insecticidas salvó un 10 por ciento de los decesos.
Mientras, el mes próximo, dos grupos de expertos de la OMS evaluarán si la primera vacuna que se ha probado efectiva contra el paludismo puede ser realmente aprobada y comercializada.
La vacuna, conocida como RTS,S, ha sido desarrollada por la farmacéutica GlaxoSimithKline (GSK) en colaboración con la ONG PATH, junto a varios centros de investigación africanos.
La Agencia Europea de Medicinas (EMA, en inglés) dio el mes pasado luz verde a la vacuna para su uso exclusivo en bebés de entre 6 semanas y diecisiete meses.
Se espera que la OMS emita también un veredicto positivo, y si es así empezará un largo proceso para que los países afectados regulen el uso y administración de la vacuna, lo que implica que esta no se podrá administrar hasta como pronto en 2017.
La vacuna fue creada para evitar la infección del Plasmodium falciparum, el parásito principal en África y causante del tipo de paludismo que más muertes causa en el mundo.
Es por ello que, en principio, no debería ser eficaz contra el Plasmodium Vivax, el parásito presente en los vectores (mosquitos) que mayoritariamente viven y pican en América Latina.