Entre el escándalo de corrupción Petrobras y la delicada situación de la presidenta Dilma Roussef, Brasil está viviendo un infierno puertas adentro; sin embargo, para los amantes del lujo y los “precios bajos” debe ser lo más parecido al paraíso.
Gracias a la devaluación del real -solo en lo que va de 2015, la moneda se depreció un 24 por ciento con respecto al dólar- marcas de lujo como Cartier y Louis Vuitton se volvieron una oportunidad gracias a su precio.
Esta situación no alcanza a los ciudadanos brasileros pero sí a los turistas que visitan Brasil y pueden encontrar ciertos productos a un precio mucho más barato que en ciudades como New York, por ejemplo.
Bloomberg comprobó que un reloj Cartier de oro y acero, en Cidade Jardim (un shopping ubicado en el corazón financiero de San Pablo) puede venderse por R$ 32.700 o el equivalente a US$ 9440; mientras el mismo reloj en un local de la Quinta Avenida, en Manhattan, puede llegar a costar hasta US$ 580 más, si se le suman los impuestos. Casos similares se registraron en marcas como Prada, Tiffany & Co., Salvatore Ferragamo and Christian Louboutin.
“Es un fenómeno momentáneo”, explicó NadyaHamad, gerenta del negocio Louboutin en el shopping JK Iguatemi de San Pablo. “Hemos tratado de mantener los precios tanto como nos sea posible, pero es probable que los aumentemos más temprano que tarde”, pronosticó y agregó: “Antes recibíamos muchas críticas respecto a cuánto más caras eran las cosas acá, ahora los clientes llegan y nos dicen los barato que es”.
Corbatas de Salvatore Ferragamo, zapatos en Louboutin, billeteras de Prada o carteras Louis Vuitton… Bloomberg hizo un tour por varios shoppings paulistas y relevó al menos 19 productos que estaban más baratos que en Estados Unidos, con una diferencia de costos que variaba desde unos pocos dólares hasta los US$ 1000. En contraste, Rolex es una de las pocas marcas de lujo que ajusta sus precios mensualmente.
Este escenario es un síntoma de la disparidad económica que se vive en Brasil: mientras el precio de algunos productos importados -teléfonos celulares y vinos, por ejemplo- sufrieron un fuerte aumento gracias a la devaluación, los productos más exclusivos se mantienen baratos gracias a los vaivenes de la industria de bienes de lujo.
Fuente: Apertura