En medio de una campaña internacional para frenar la propagación del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) en el África subsahariana, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la circuncisión masculina –la extirpación quirúrgica del prepucio del pene–
porque reduce el contagio del VIH en un 50-60 por ciento.
Sin embargo, científicos informan que un nuevo estudio de hombres infectados por el VIH en Uganda ha identificado una consecuencia no deseada temporal pero potencialmente problemática: un posible aumento del riesgo de infectar a sus parejas sexuales femeninas mientras sanan las heridas de circuncisión.
En un estudio realizado por investigadores de la Escuela de Medicina y el Programa de Ciencias de la Salud Rakai de la Escuela de Salud Pública Bloomberg de la Universidad Johns Hopkins, en Baltimore, Maryland, Estados Unidos, 223 hombres ugandeses con VIH fueron médicamente circuncidado.
Los trabajadores de salud vertieron 5 mililitros (aproximadamente una cucharadita) de solución salina sobre el sitio de la circuncisión cerca del cuello del pene y recogieron la solución para analizar justo antes de la cirugía, durante la operación y una vez a la semana durante 12 semanas.
Los datos mostraron que entre los 183 hombres que no tomaban medicamentos antirretrovirales, menos del 10 por ciento fueron perdiendo el VIH antes de la circuncisión, pero casi el 30 por ciento registró una reducción del virus dos semanas después de la cirugía.
Los porcentajes cayeron bruscamente conforme las heridas de los hombres se curaron, a menos del 3 por ciento a las seis semanas y menos del 2 por ciento a las 12 semanas.
La circuncisión reduce el número de hombres con VIH que pierde el virus más de cinco veces en el largo plazo, pero tuvo el efecto contrario en las semanas inmediatamente después de la cirugía.
“Hay una ventana de un par de semanas después de la circuncisión en la que en realidad aumenta el riesgo de que un hombre infectado con el VIH pueda transmitir el virus a una pareja femenina –alerta el autor principal, Aaron AR Tobian, profesor asociado de Patología en la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins–. Durante ese tiempo, más hombres infectados por el VIH están eliminando el virus y, en promedio, están derramando grandes cantidades del virus, más que antes de la circuncisión”.
“No sabemos a ciencia cierta si este aumento en la cantidad de virus que los hombres están perdiendo en realidad conduce a más casos de transmisión del VIH a sus parejas femeninas –detalla el coautor Ronald Gray, profesor de Epidemiología de la la Escuela Bloomberg–.
Pero sí sabemos que los hombres infectados por el VIH que tienen relaciones sexuales antes de que sanen sus heridas de circuncisión presentan mayores tasas de transmisión a sus parejas.
Además, cuanto mayor sea la carga viral de una persona infectada por el VIH, mayor es el riesgo de transmitir el virus a una compañera. Por lo que es plausible que el riesgo aumente durante ese tiempo”.
Un informe sobre el estudio, publicado este martes en ‘Plos Medicine’, apunta a dos factores –el paso del tiempo y el tratamiento con medicamentos antirretrovirales– que reducen drásticamente la prevalencia del virus en los hombres VIH-positivos, recientemente circuncidados.
Caso por caso, la probabilidad de transmisión del VIH de un hombre recién circuncidado a su pareja femenina es menos de una décima parte del uno por ciento, estiman los investigadores.
Pero con la idea de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de circuncidar a casi 29 millones de hombres, el estudio proyecta que este pequeño aumento podría ser de hasta 17.000 nuevas infecciones entre parejas femeninas de los hombres infectados con VIH recién circuncidados.
La circuncisión médica ha demostrado reducir las probabilidades de contraer el VIH en un 50-60 por ciento en los hombres adultos; disminuir en gran medida los casos de herpes genital y el virus del papiloma humano; y hacer caer la prevalencia de algunas infecciones de transmisión sexual en las parejas femeninas.
La OMS ha establecido ña meta de circuncidar a cuatro de cada cinco hombres de 15 a 49 años de edad en el África meridional y oriental. Hay programas de circuncisión de adolescentes y adultos en curso e incluyen asesoramiento y pruebas del VIH.
Los estudios muestran que el 6 por ciento de los hombres que acuden a la circuncisión son VIH-positivos. “Todos los programas de circuncisión masculina están aconsejando a los hombres abstenerse de tener relaciones sexuales mientras sus heridas están sanando”, subraya el coautor Godfrey Kigozi, del Programa de Ciencias de la Salud Rakai.
“Sin embargo, varios programas han informado de que más del 30 por ciento de los hombres mantienen relaciones sexuales con parejas femeninas durante el periodo de cicatrización”, añade.
“Aunque estamos aconsejando los hombres que no tengan relaciones sexuales mientras sus heridas se están curando, sabemos que las tienen -apuntaTobian– y es importante tomar medidas para reducir el riesgo de que transmitan el virus a sus parejas femeninas durante este tiempo”.
A su juicio, la solución puede estar en otra de las conclusiones del estudio. “Si los hombres toman fármacos antiretrovirales, esto reduce el riesgo de que se elimine el virus en un 90 por ciento –plantea Tobian–.
Por lo tanto, es lógico que los hombres infectados por el VIH comiencen la terapia antirretroviral en el momento de la circuncisión. Sin embargo, vamos a necesitar más estudios para saber exactamente qué medicamentos y por cuánto tiempo”.
Fuente www.canarias7.es