Estados Unidos.- WhatsApp presenta un logro que da cuenta de su proliferación en la vida cotidiana: sus mensajes se han transformado en prueba en procesos judiciales de diversa índole.
La Asociación Italiana de Abogados Matrimoniales alegó que en aquel país, las conversaciones en WhatsApp son nombradas como evidencia en el 40% de los casos de divorcio, en los que sobrevuelan acusaciones de infidelidad.
No obstante existen dudas respecto de la validez probatoria de estas y otras conversaciones online. No porque sí, la Asociación de Internautas de España denunció que un gran porcentaje de los mensajes citados en juicios son manipulados mediante programas capaces de crear conversaciones inexistentes, además de editar mensajes enviados y recibidos.
Daniel Monastersky, abogado especializado en delitos informáticos y protección de datos, dijo a LA NACION que “casi todos los inconvenientes que puedan terminar en Tribunales tienen pruebas digitales”, y que este tipo de evidencia es particularmente recurrente en juicios laborales y de divorcio. El especialista, fundador del sitio Identidad Robada, comenta que “la digital es una prueba más de todas las que existen” y que ésta “se meritúa en base a la información que te brinde el proveedor o la plataforma”. En ese sentido, Monastersky explica que una simple captura de pantalla o una impresión en papel, por sí mismas, no revisten valor probatorio sólido.
“Para poder darle validez a esta documentación, lo que se solicita es una constatación notarial del contenido para que un escribano dé fe del texto, de una información, una calumnia, una injuria o lo que sea, porque es una información que es muy probable que apretando un botón deje de existir de un momento a otro.”
Fernando Tomeo, abogado con vasta experiencia en derecho informático, añade: “En todo caso, la prueba documental tiene que complementarse con una prueba informática sobre el servidor que corresponda, testimonios que puedan dar fe de esos posteos o una prueba de informes librada al proveedor del servicio, a fin de que remita información al Tribunal sobre un chat en particular”. Y agrega que “en la práctica, un chat de Facebook o un WhatsApp cargado de tinte sexual equivale a valijas en la puerta de casa”.
Tomeo explica que según las más recientes políticas de uso, WhatsApp no guarda los mensajes en sus servidores como principio, aunque sí como excepción. “Personalmente, creo que siempre tienen el contenido en su ámbito de disponibilidad y que los revelarían a pedido de una autoridad gubernamental o judicial actuando en el curso ordinario de sus negocios. Si la NSA (la agencia de inteligencia de Estados Unidos) se los pidiera estoy seguro de que se los darían, y que los tienen. Lo mismo si los pidiera un juez nacional en una investigación de delitos de alcance global, como los actos de terrorismo.”
Si bien este tipo de pruebas son muy empleadas para casos de divorcio, aplica para la mayoría de los casos judiciales. Monastersky sostiene que las conversaciones entabladas en el mensajero son “una prueba más y tienen la misma validez en los distintos procesos judiciales, aunque hay que saber cómo solicitar esta información para darle mayor transparencia y validez probatoria”.
A fin de cuentas, el contenido virtual no claudica en su costumbre: en la mayoría de las ocasiones tiene su correlato, confluencia y consecuencia en la vida real. Recientemente, desde Brasil llegó la noticia de que un juez ordenó suspender el funcionamiento de WhatsApp en el marco de una investigación. La compañía no colaboró. Los detalles son confidenciales y, de momento, el célebre mensajero sigue en funcionamiento en ese país por una apelación de los abogados de WhatsApp.
Fuente “LA NACION.COM”